La nueva de Spider-Man no es tan buena

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28 dic 2021 / 00:01 h - Actualizado: 28 dic 2021 / 00:05 h.
"Opinión","Cine"
  • La nueva de Spider-Man no es tan buena

Como se viene diciendo que la película recién estrenada Spider-Man: No way home es la mejor de toda la saga, querría enfriar los ánimos con mi análisis.

Para empezar, no termino de entender cómo se puede gastar tanto presupuesto en efectos especiales y en contratación de actores de primera y tener un guion tan malo.

Resulta que toda la segunda parte de la película va a tratar de que los distintos universos existentes (me lo creo, vale) se van a abrir y los distintos Spider-Man de cada uno de esos universos y sus enemigos se van a juntar en un solo universo, el nuestro, para librarse una batalla épica que puede ser final. Vale. Ahora imagínense a los guionistas sentados en torno a una mesa preguntándose «¿Y qué puede producir que todos los universos se abran y se confundan sus superhéroes?». Y ahí (que es el principio de la película) es donde los guionistas la cagan: «Como la película anterior terminó con que un periodista desenmascaró públicamente su identidad», imagino que debió decir uno de los guionistas, «hagamos que Spider-Man y sus amigos estén fastidiados por su reconocimiento público y eso les impida, por ejemplo, entrar en la Universidad. Y como está molesto por esta consecuencia decide ir a pedirle al mago de los magos, el Doctor Strange, que haga un hechizo para que el tiempo vuelva atrás (como ya hizo Superman) y este le dice que eso no puede hacerlo, que lo que sí puede hacer es hacer un hechizo ‘mundial’ para que todo el mundo se olvide de que Peter Parker es Spider-Man». Paremos aquí. ¡¿Va a pedir un hechizo mundial porque no ha conseguido entrar en la Universidad que quería?! ¡¿Qué Universidad no querría a Spider-Man?! ¡¿Es esta chorrada el ‘detonante’ de un argumento que va a terminar creando un caos universal que puede acabar con todo el universo?! ¿No tenían otros recursos -siendo ni más ni menos Spider-Man para conseguir su objetivo? ¿No se les pudo ocurrir un argumento de mucho mayor peso a los guionistas —sin ser esta una película de humor— más que el de que el muchacho se sentía molesto por no entrar en su Universidad preferida?

Pero sigamos: ¿Cuál es el detonante fáctico de la apertura y confusión de los universos? Atención, les va a parecer un argumento del Pato Lucas: pues que cuando el Doctor Strange está haciendo el súper hechizo para que todos los habitantes de la Tierra se olviden de que Peter Parker es Spider-Man, él le pide que, bueno..., no lo olvide su novia. «Vale», dice el mago, «tu novia no» y sigue haciendo el hechizo; pero Peter Parker añade: «ni mis amigos Ned y Flash», y el mago: «Vale: ni Ned ni Flash». Y sigue con el embrujo. «Ni May y Hogan, por favor», añade Peter. Y es que con tantas interrupciones el hechizo se cae (como cuando estás pidiendo pizza por teléfono y no paran de cambiarte los ingredientes tus amigos en casa y la telefonista se cabrea y cuelga o manda lo que a ella le apetece). El hechizo se rompe y en vez de conseguir que todo el mundo se olvide de su nombre, los universos paralelos se abren y de ellos salen los Spider-Man y sus enemigos. Que es algo así como: como te has liado al decirme los ingredientes de las pizzas, los ejércitos afganos atacan París. O sea, algo que no tiene nada en absoluto que ver. (Me habría encantado estar en esa reunión de guionistas y ver cuando todos aplauden la idea basada en el «Aprendiz de brujo» de Mickey Mouse. Pero a Mickey Mouse se le estropea el hechizo de recoger el agua con una fregona y el resultado ¡tiene algo que ver con recoger el agua con una fregona!: muchas fregonas echan agua y no la recogen. Pero de un mal hechizo con una fregona no ocurre algo que en absoluto tenga que ver con recoger el agua con una fregona. De intentar que se olviden un nombre no puede llegarse a ¡la apertura de todos los universos y su confusión!

Sea como fuere, ¿meter nombres en medio de un hechizo es el detonante? A ver: si tu novia y tus amigos se olvidan de que eres Spider-Man vas y se lo dices. Sólo tienes que caminar por el techo dos segundos para que te crean, ¡y no tienes que interrumpir el hechizo mundial de un súper mago! Menuda chorrada.

No queda ahí la cosa: cuando los enemigos de todos los Spider-Man de otros universos son capturados por el Spider-Man de «nuestro» mundo y los va a devolver a sus universos para que el caos producido vuelva a su orden primigenio, va la tía de Spider-Man y sale con que si los devuelve, como a día de hoy -según nuestro universo- algunos de ellos ya habían muerto, los retornaría a sus universos muertos y que les da pena. Mire usted, señora, esto no es que se me hayan desparramado todas las lentejas en la cocina y mi madre esté a punto de volver y pillarme en semejante estropicio que quiero, por supuesto, recoger lo antes posible; esto es que las fronteras entre los diversos universos se han roto y están penetrando uno en el otro y si sigue así va a colapsar nuestro universo y todos los universos y van a desaparecer TODOS los seres vivos de varios universos, que es un pedazo de estropicio, mayor que el de las lentejas. ¿Qué haría cualquier espectador que está ahí sentado en la sala de cine mordiéndose las uñas preocupado por el lío que el muchachito ha creado? ¡Pues arreglar el estropicio lo antes posible! ¿O no? Pues no, porque el Peter Parker se conmueve con lo que le dice su tía y decide liberarlos en este universo, quitarles sus poderes y, entonces, cuando ya sean seres normales sin poderes, enviarlos de nuevo a su Universo —que ¡yo no sé por qué ahora, sin poderes, no van a llegar también muertos si ya habían muerto!—. Un despropósito. Niño: arregla el desaguisado y déjate de salvar a los que ya estaban muertos.

Pues bueno, el lío crece cuando al liberarlos (los ha liberado para que no mueran al volver) los «malos» vuelven a ser malos. Pero, chiquillos, si os ha liberado para salvaros, ¿así se lo vais a pagar ahora? Pues sí. Vuelven a ser malos y la lían parda. Menos mal que llegan los Spider-Man de los otros Universos para ayudarle.

Y luego empiezan las peleítas, ¿y saben ustedes qué me pasa con las peleítas? Que cuando son entre súper héroes y súper villanos también con poderes, de esos (todos) a los que les dan un empujón gigante y los revientan contra una pared y se levantan y se quitan el polvo de encima como si nada, desconecto. Desconecto porque todo lo que está pasando ya no tiene nada que ver conmigo ni con ningún espectador y puede quedarse cao con ese o con cualquier otro golpe cuando el guionista lo decida por simple capricho. No puedo prever. Las reglas de la lógica se han interrumpido y ya no puedo participar.

Y es que, además, esas batallas donde ya no hay ni un humano es como las peleas entre dioses del Olimpo, no puedo sentir ni dolor ni pena por ninguno de ellos, así de lejos me parecen.

Y cuando han terminado todas las peleas aparece el gran mago, el todopoderoso Doctor Strange (¿dónde había estado?: lo habían dejado encadenado en no sé donde... ¡¿Y no se podía haber soltado él solito?! No, se suelta justo... al final de la película). Y va y hace el conjuro de nuevo para que cada universo siga en su sitio, pero esta vez todos tendrán que olvidar que Peter Parker es Spider-Man. ¡¿No podría haber hecho eso al principio?! Y sale bien y se arregla todo, pero, ojo, no sabemos por qué y ni se nos cuenta ni se nos explica, sus amigos no sólo olvidan que Peter Parker es Spider-Man sino que se olvidan de que es su amigo. ¡Sin justificación alguna! Para que nos dé un poco de pena...

En fin, que la nueva de Spider-Man no es tan buena, es más bien malísima.

Ah, y la película tendría que haberse llamado Spider-Men, no Spider-Man...