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La ministra de Igualdad, Irene Montero. / David Zorrakino - E.P.
Los seres humanos somos demasiados predecibles en nuestros comportamientos sociales.
Desde el amor, que es pura química; hasta el producto que elegiremos en el supermercado del barrio; o incluso los gestos de nuestros hijos cuando marcan un gol o muerden una medalla.
En marketing electoral, es conocido que si en un recipiente hay muchas bolas rojas y escasas amarillas, nuestra predileccion será una del color mayoritario. Será por eso la ingente inversión en medios, que explica la pervivencia de la derecha en Madrid, (véase Ayuso o Aguirre) o la presencia habitual de campañas “institucionales” de Juanma Bonilla más allá del estío.
Pero hoy quiero hablarles de la prohibición de la película “Sounds of Freedom”, que cuenta una historia real sobre el drama del tráfico de niños y la pederastia.
Un agente federal renuncia a su trabajo, para rescatar a niños de manos de traficantes. Así acaba en una selva colombiana, en una epopeya hacia la salvación de una niña de algo peor que la muerte.
A pesar de recaudar más que la última secuela de Indiana Jones, ha sido vetada primero por Disney y ahora Netflix.
En España, el primer paso hacia la normalización de la pedofilia, fueron las declaraciones de Irene Montero, en Septiembre de 2.002. Dijo textualmente “que todos los niños tienen derecho a conocer su cuerpo y a que no los toquen SI ELLOS NO QUIEREN”. Y ha continuado con el cambio del término “pedófilo” por “MAP” (persona atraída por menores). Todo es lícito, si hay consentimiento.
El debate ya no es izquierda o derecha. Caminamos hacia la supresión de la familia y la erradicación de la paternidad. En Andalucía, los Centros de Menores son regidos por Asociaciones cuyo fin es la “eliminación del heteropatriarcado”. Y quedan pocos jueces independientes. De hecho, solo una vocal del CGPJ tuvo la gallardía de dimitir de su cargo en este largo periplo que parece concluirá con Pedro Sánchez bajando las escalerillas del Falcon, prestado (claro está con usura) por los March.
Nuestros hijos podrán ser “amados” por adultos, lo que enlaza con la isla de Jeffrey Epstein. Esa que era visitada asiduamente por Andrés de Inglaterra, Woody Allen, Bill Clinton o Trump.
La censura de esta película es una advertencia. Y las plataformas LGTBI una consecuencia. Ha llegado el tiempo de nuevas tendencias sexuales, que pronto serán las ortodoxas.
Joseph Overton fue Presidente de un Instituto de investigación sociológica en USA. Suya fue la idea de la denominada “ventana de Overton”. Así, un día, el Presidente de la patronal o una Ministra, nos dicen que nos jubilaremos a los 72 años y acabaremos aceptando 70 años como una victoria. Y encima compramos que Feijoó cuestione a los funcionarios de Correos, sobreexplotados, pero que son los únicos que dan fe pública de nuestros Burofaxes.
El PP nos amenaza con el tito de Rafa Nadal de responsable de deportes en este país. O sea quien no “formó” a su sobrino, cuyo sentimiento por España, es análogo al que pueda tener el primer Ministro de Gibraltar. Otra ronda de Alprazolam que pago yo.
Frente a toda esta diáspora, aun cientos de personas se congregan para venerar la Luna llena.
Y resistentes, por ti y por mi. Snowden, Assange o Alvise Pérez. Cada regla su excepción, como decía Antonio Machado en boca del maestro Juan de Mairena.
Esos héroes, que diría Whitman (a Alvise Pérez le han interceptado ilegalmente sus comunicaciones y acumula causas secretas como granos blancos la deslumbrante salina en la desembocadura del Guadalquivir), nos apartan de la caverna de Platón.
Apóyenle. Mientras tanto, mi recomendación cinéfila de fin de semana: “Sonidos de Libertad”