Los medios y los días

Lágrimas de cocodrilo para Anguita

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18 may 2022 / 04:00 h - Actualizado: 18 may 2022 / 04:00 h.
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  • Julio Anguita.
    Julio Anguita.

Dos años de la muerte de Anguita se han cumplido estos días y por ahí tenemos a los plañideros de turno afirmando eso de “cuánto te necesitamos y cuánto te recordamos, Julio”. Me parece a mí que si Julio levantara la cabeza y viera el panorama de la izquierda o se moría otra vez o habría que buscarle urgentemente un trasplante de corazón donde fuera. Hay personalidades de la izquierda que saben lo que es la izquierda porque han nacido con una enorme sensibilidad y capacidad de empatía y además han estudiado mucho; para Anguita la Historia era un pilar básico del saber, era de los pocos políticos que “reñía” a los que iban a escucharlo a los mítines cuando explicaba qué era ser de izquierdas. Se parecía a esos curas que “abroncaban” a los que iban a misa y al final de la ceremonia alguno de los asistentes le decía “padre, encima que venimos a la misa nos llevamos el rapapolvo”. Naturalmente, ni Anguita ni el cura pretendían regañar a los presentes, sino que los presentes se lo dijeran a los ausentes.

Da igual, por ahora, esto no tiene arreglo. He leído artículos en prensa en los que los autores hablaban de los viejos comunistas que apostaban por la coherencia y la austeridad como modelo de vida. Sus prédicas y sus formas de vivir eran lo mismo. Pero, ¿ahora quieren hacer un comunismo, si se ha pasado del piso digno en Córdoba, del estudio sistemático y de comer en su casa cuando se terminaba la jornada laboral, al chalé de lujo y las relaciones públicas y el marketing continuo? La mentalidad del sistema capitalista se ha tragado a los comunistas y Estados Unidos a través de su cultura audiovisual, sobre todo, ha succionado la personalidad, la moral y la ética comunistas.

El problema de fondo es que el marxismo-leninismo se asimiló como una doctrina de masas, del pueblo, y no es así. Marx y Lenin eran elitistas como lo era Anguita en el fondo, en el sentido de que se dirigían a una minoría de personas, tal vez por eso Anguita afirmaba aquello de “no me queráis tanto y votadme más”. ¿Cómo le iban a votar más? Julio Anguita fue el único político que en Las Cortes sacaba de sus casillas a Felipe González. Entre el expresidente, su amigo Jesús de Polanco y los currantes fieles de El País, le colocaron a Anguita un periodista especial cuya misión era desprestigiarlo. Y entre esta estrategia, los camaradas resentidos de Anguita y el corazón del cordobés, terminaron con el virus que se le había metido en la conciencia a Felipe González al que el poder mundial había elegido precisamente para que le aplicara al comunismo la frase que Dolores Ibárruri le lanzó a los franquistas: “No pasarán”.

Y pasaron. Pasaron los fascistas de Franco y pasaron los socialistas de González a los que ahora les ha salido un grano en el culo con Pedro Sánchez. En la vida ganan los malos, no los buenos, eso para las películas comerciales (casi todas), de ahí que Anguita esté muerto y Pepe Mújica se encuentre en su casa rural dándole de comer a las gallinas después de haber sido torturado y llegado a presidente de Uruguay. Enrico Berlinguer ya hace muchos años que se murió mientras lanzaba un mitin del PCI desde un atril. Los gurús comunistas que yo conocí están todos muertos: Marcelino Camacho, Ignacio Gallego, los hermanos Benítez Rufo, García Salve, Azcárate, Tomás Iglesias... Los supervivientes son considerados viejos que nada pueden aportar. Suponiendo que eso sea verdad, lo de aportar, llevo décadas esperando las nuevas aportaciones y aquí nadie levanta cabeza al menos desde 1989, se utiliza al comunismo para alimentar egos y como si fuera el casino del pueblo donde se va a discutir y a jugar al dominó y a dominar con egos.

A Julio Anguita le dedican lágrimas de cocodrilo, pero en el fondo el califa les importa un pimiento y es que colocó el listón alto, ese listón que exige esfuerzo y sacrificio, como le ocurre al verdadero cristianismo. Eso la gente no lo quiere, prefiere ir a misa los sábados en lugar de los domingos porque es más cómodo, dar limosnas en lugar de buscar la justicia y a esto se han sumado con entusiasmo muchos que se definen como comunistas. Ya lo dijo Frank Zappa: “el comunismo no es posible porque a la gente le gustan mucho las tonterías”.