Desvariando

Llave de Oro al Baile

Image
Manuel Bohórquez @BohorquezCas
16 ago 2020 / 09:38 h - Actualizado: 16 ago 2020 / 09:39 h.
"Desvariando"
  • Imagen de archivo de Matilde Coral que conserva la tertulia El Pozo de las Penas.
    Imagen de archivo de Matilde Coral que conserva la tertulia El Pozo de las Penas.

Una querida compañera, Estela Zatania, sacó hace unos días en el portal ExpoFlamenco el tema de la Llave de Oro del Baile, y hay muchos profesionales de esta disciplina flamenca que no verían mal el hecho de que se volviera a dar el galardón, que le fue otorgado a la maestra sevillana Matilde Coral en 1972, por iniciativa de Antonio Mairena y la Tertulia Flamenca de Radio Sevilla. Mairena hizo con Matilde lo mismo que Ricardo Molina hizo con él en 1962: darle la llave a quien quiso, por amistad y admiración personal al artista. Y no es que Matilde no la mereciera, porque era ya entonces una gran figura del baile, pero si se trataba de reconocer una carrera, la maestra trianera no tenía ni cuarenta años, solo 37, y estaba en plenitud de facultades para seguir muchos años más en las tablas, como así fue.

Antes que a ella habría que habérsela dado a Pastora Imperio, que aún vivía, aunque retirada, como premio a toda una carrera. Como la del Cante se la debieron de haber dado a la Niña de los Peines y no a Antonio Mairena. Pero, repito, Molina eligió a su amigo, como Mairena eligió a Matilde. Es verdad que una vez que lo propuso el maestro, como era el amo, se unieron otros nombres de peso. Hubo polémica, porque en estos galardones siempre surgen discrepancias, y porque además de Pastora Imperio estaban Antonio el Bailarín, Rosario, Farruco o Pilar López, entre otros muchos. Supongo que Mairena vio en Matilde lo que Molina vio en él diez años antes: a la artista indicada para llevar el baile más clásico y puro por la senda de la sensatez y la jondura.

En cierto modo fue así, porque la maestra de Triana se convirtió en la primera referencia como bailaora y como maestra docente, con una academia en Triana que era una fábrica de fenómenos. De ahí salieron prácticamente todas las grandes maestras actuales, sin que haya necesidad de dar nombres porque si te olvidas de una de ellas estás listo de papeles. El matildismo, como el mairenismo, es de armas tomar. Son corrientes muy similares. Si con el reinado de Antonio Mairena (1962-1983), solo se podía hablar o escribir del maestro de los Alcores, ocurría lo mismo con el de Matilde. Esto no es restarle méritos a la maestra, sino al contrario: supo imponer su poder y magisterio y por eso llegó a ser la más grande, y lo sigue siendo aunque ya no baile en los escenarios.

¿A quién se le podría dar hoy un galardón con ese peso? A Cristina Hoyos, Manuela Carrasco, Pepa Montes, Milagros Mengíbar, María Pagés, Eva la Yerbabuena, El Güito, Manolete, Antonio Canales, Antonio el Pipa... Sería una guerra, y el flamenco no está para más guerras. Pero lo cierto es que los profesionales del baile, la mayoría de ellos, estarían por la labor de que se volviera a dar el galardón aunque aún viva Matilde Coral, la única del baile que lo tiene. En cambio, otros opinan que no se debería hablar más del asunto porque solo traería disputas y malos rollos. Y menos ahora, que lo que más interesa es que pase la pandemia y que los artistas vuelvan a la vida de antes.