Menú
La vida del revés

Los buenos estudiantes serán los mediocres

El Real Decreto-Ley aprobado por el Consejo de Ministros hace que el esfuerzo y el mérito de los estudiantes pase a ser anecdótico. El desastre que esto puede ocasionar puede cargarse una generación entera

Image
30 sep 2020 / 09:04 h - Actualizado: 30 sep 2020 / 11:06 h.
"Opinión","Educación","La vida del revés","Coronavirus"
  • Foto: Pixabay
    Foto: Pixabay

¿Cómo puedo explicar a mis hijos que habrá alumnos que tendrán el título de bachiller sin aprobar todas las asignaturas? ¿Cómo explico a mis hijos que deben esforzarse para conseguir sus objetivos mientras ven cómo les regalan títulos a los malos estudiantes? ¿Tendré que explicarles que los políticos quieren una sociedad llena de mediocres a los que poder manipular sin problemas? ¿Tendré que explicar a mis hijos que sin criterio eres una pieza más de un rebaño de borregos que pasa por este mundo de puntillas, obedeciendo y sumándose a una sola forma de pensar que dictan los más poderosos? ¿Será preciso que les cuente a mis hijos que los mediocres (hay muchos en política y las empresas) necesitan rodearse de más mediocres que sean mediocres entre mediocres para que no les hagan sombra?

Es una vergüenza lo que está pasando en España. Ahora, con el SARS-CoV-2 como excusa, hacen bueno al estudiante malo, hacen que el esfuerzo y el mérito pierdan toda su importancia. ¿Qué les decimos a los que estudian de verdad para sacar adelante sus cursos con excelencia? ¿Qué son tontos? ¿Que son unos pringados? Si no sirve de nada estudiar en ESO y Bachillerato ¿de qué sirve estudiar en la universidad si allí, finalmente, van a estar todos?

La ministra de Educación Celaá está logrando que la enseñanza en España se convierta en un chiste. Por supuesto, los datos de fracaso escolar en España van a mejorar de lo lindo aunque el precio que vamos a pagar es indecente.

Con pandemia o sin pandemia los estudiantes deben estar bien preparados puesto que la vida les va a exigir el máximo de esfuerzo, la máxima talla intelectual y profesional, un criterio sólido sustentado sobre elementos éticos imprescindibles... Y es que no todos los niños quieren ser políticos (alguien debe decírselo a la señora Celaá); suelen preferir ser médicos, enfermeras, militares o ingenieros. Y les van a exigir pensar por sí mismos y esas cositas.

Qué forma de destrozar un país.