Cuando pensábamos que la XXII Bienal de Flamenco ya estaba muerta y enterrada, un nuevo escándalo administrativo viene a recordarnos aquello que decía el Poeta de Archidona: “Es menesté ver que todo lo que va mal, todavía puede ir a peó”. Resulta que cuando Antonio Muñoz nombró director de la Vietnam a Chema Blanco nos lo vendió como la panacea de la mejor gestión cultural. Vamos, que con el cordobés se había roto el molde y no había nadie mejor en el universo que pudiese dirigir los designios del más grande festival de flamenco del mundo. Ahora resulta que este jueves 16 de marzo el pleno del Ayuntamiento de Sevilla tendrá que votar un crédito extraordinario para el ICAS con cargo a las cuentas del 2023, con el que poder hacerse cargo del pago del expediente 639/2022 correspondiente a una parte de las actividades paralelas de la Bienal. Un contrato artístico que no se tramitó ni fiscalizó en tiempo y forma, bajo el título El 22, La Cristalización del Flamenco como género entre las músicas del mundo”. Que aburre solo de leerlo porque huele a Pedro G Romero que tira para atrás. Y que por lo que parece correspondía a nueve conciertos de las actividades paralelas que se celebraron entre los días 19 al 23 se septiembre por la nada despreciable cifra de 66. 500 €. Eso sí, después no hay presupuesto para el circuito local de peñas.
Al parecer, el susodicho contrato recibió un requerimiento por parte de la intervención municipal advirtiendo que las actividades se habían iniciado antes de la fiscalización correspondiente del órgano competente y sin la aprobación de los gastos y los pliegos que deben regir el mismo. O lo que, hablando en plata, viene a decir lo mismo. Era nulo a todos los efectos. Si con lo dicho, el despropósito no fuese suficiente, resulta que además el adjudicatario no era ninguna conocida ni solvente empresa de producción artística de flamenco. Y mira que hay empresas que han presentado proyectos a los que Chema Blanco ni siquiera tuvo la elegancia de decirles que no contaba con ellos porque no cuadraban con la línea artística de su festival. Pues ahora resulta que esos nueve conciertos se los había dado a El Dorado Sociedad Flamenca Barcelonesa, que dirige el arquitecto Pedro Barragán. Sé que parece surrealista, pero juro por lo más sagrado que es la pura verdad. El pleno del Ayuntamiento de hoy votará en diferido y de tapadillo, bajo el epígrafe 2.3 del orden del día -“reconocimiento de crédito por prestación de servicio ICAS”-, el pago de un expediente de contratación que en su momento fue decretado nulo para ahora vestir de legalidad una chapuza administrativa más con la que el actual alcalde de Sevilla parece que quiere ponerle la guinda al pastel flamenco del siglo.
Me gustaría poder escribir algo bien distinto, pero por desgracia es imposible porque lo que de verdad se votará en el pleno de hoy será la confirmación de que la Vietnam sigue agonizando en las peores manos posibles. ¿Entienden ahora por qué Ortiz Nuevo salió huyendo hace unos años?