La Tostá

Los Incansables de Torreblanca

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
10 nov 2020 / 07:27 h - Actualizado: 10 nov 2020 / 07:33 h.
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  • Los Incansables de Torreblanca. / Emilio Jiménez Díaz
    Los Incansables de Torreblanca. / Emilio Jiménez Díaz

En los setenta había en Sevilla un grupo musical callejero que me encantaba, Los Incansables de Torreblanca, al que veía por Su Eminencia, el Cerro del Águila, Juan XXIII o el Tiro de Línea una o dos veces al mes. Llevaban un amplificador en una plataforma y tenían un rollo cañí fascinante, aunque a veces sonaban de aquella manera. Se hicieron muy populares en los barrios de Sevilla citados y en otros, en las veladas y verbenas. Ayer me acordé de este grupo viendo las imágenes de Felipe VI y Pablo Iglesias en Bolivia, en la toma de posesión del nuevo presidente de este país, Luis Arce. Qué manera de interpretar la banda el himno de España, como si estuvieran todos los músicos achispados. No es que desafinaran, es que Los Incansables eran la Filarmónica de Berlín al lado de esa charanga pueblerina. Como el Rey llevaba mascarilla no se le veía bien la cara, pero por la expresión de los ojos se estaría descojonando. No hay derecho a que le hagan esto al Jefe del Estado. Mejor invitarlo amablemente a abandonar España, que al fin y al cavo se lo espera, que obligarlo a ir a esos festejos y menos acompañado del vicepresidente Iglesias, que una vez más dio la nota con el fúnebre atavío de las grandes ocasiones, su clásico terno negro de talla inconcreta. ¿Alguien del Gobierno ha reflexionado de verdad sobre la imagen que estamos dando de España en el mundo? A lo mejor, es probable, mandar a Iglesias con el Rey a ese país ha sido una manera de joderlos a los dos. ¿A qué fue Iglesias, si ya iba la ministra de Exteriores, Arancha González? Lo pediría él para hacer algunas chapuzas particulares, una agenda paralela, lo que no tiene nombre. Él y Zapatero aprovecharon el viaje para estrechar lazos con la izquierda bolivariana y destacar el apego de la ultraderecha al golpismo, como si el comunismo lo hubiera ganado todo democráticamente en las urnas a lo largo de la historia. ¿Había necesidad de que el Rey tuviera que viajar con semejante monigote, con alguien que quiere acabar con él y la Monarquía, después de jurarle lealtad? No creo que nuestro país haya estado nunca tan mal representado fuera de nuestras fronteras, y excluyo al Monarca, que es muy querido allá donde va. Pablo Iglesias es vicepresidente de Asuntos Sociales y no pintaba nada en Bolivia, al menos desde el punto de vista institucional. A título personal puede ir donde le plazca, y que se lo pague de su bolsillo. Parece que lo han hecho intencionalmente para que hoy no se hable de lo que el presidente no quiere que se hable, de su desastrosa gestión con la pandemia, en puertas de un nuevo confinamiento. Pero bueno, si el viaje de marras ha servido para que hoy recordemos a Los Incansables de Torreblanca, bienvenido sea. De una época, por cierto, en la que era fácil ilusionarse con la política.