El voto de los andaluces para elegir a sus parlamentarios ha tardado 81 días en investirse como mandato de gobierno. Tal demora ha concluido la misma jornada en la que las Cortes del Reino han restituido la nacionalidad española a los sefardíes. Se ha tardado 523 años. Excepcional legado histórico, lingüístico y cultural el que miles de familias, a través de más de 20 generaciones, han preservado vivo y como factor identitario, fuera cual fuera el país en el que se afincaran. Nostalgia de ciudades como Sevilla, donde muchos sefardíes tenían sus casas, donde fueron masacrados en 1391 o expulsados en 1492. Impresionante travesía a través del tiempo y del espacio.
Andalucía no puede esperar. Sevilla no puede esperar. Cierto. Pero las urgencias y las emergencias no deben empañar los espejos en los que mirarnos para pensar qué somos, qué queremos ser. En Sevilla, mañana se elige alcalde, muy probablemente Juan Espadas. Animo a los cinco grupos municipales a incluir en su primer Pleno una moción que aprobar por unanimidad: evitar que se pierda para la ciudad la casa natal de Luis Cernuda, actualmente en venta, y convertirla en la Casa de los Poetas. En un símbolo vivo de una ciudad amada y sufrida más allá del tiempo y del espacio.
52 años han transcurrido ya desde la muerte de Cernuda en el exilio. 52 años de tiempo perdido para hacer esta operación. Ahora toca darse prisa. Es mucho más que la casa de un escritor sublime. Los sefardíes lo resolverían rápido y bien. Porque saben mejor que nadie que la construcción de su identidad es el mejor de sus patrimonios.