Tribuna

Los veladores golean a Amazon

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11 abr 2021 / 09:54 h - Actualizado: 11 abr 2021 / 09:55 h.
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Si existe un producto volatil por excelencia en Sevilla, son los veladores.

Hace apenas un año, antes de la pandemia, el Ayuntamiento se empecinaba en eliminar cualquier vestigio de ellos hasta en Amate y los pobres taberneros soportaban las continuas inspecciones de la pareja de turno de la Polícia Local, convenientemente ataviada con la porra y la pistola. El único alivio lo proporcionó nuestra marca de cerveza favorita, en mesas verticales, donde el pie apenas alcanza el soporte necesario para el merecido descanso y olvídese de quitarse los zapatos o los tacones, siquiera en alivio del sopor del estío.

Arribara Pedro Sánchez con el toque de queda y ahora han vuelto a proliferar, como Las Setas cuando se intercambia el gobierno local del PP y sus mappings, por el PSOE de los barrios. Ya no hay rincón de nuestra ciudad que escape a estos artilugios, que bienvenidos sean si refrescan la decrepitud irreparable de la antaño lustrosa hostelería y sus anexos pisos turísticos ahora por ventilar.

Paseas por la calle Francos -donde otrora reinara el Loco de la Colina y ahora punto de partida de taimado candidato socialista a la Alcaldía- o discurres por la Plaza de Ponce de León y pareciera la Velá de Santa Ana, sin cucaña, ni más agua que la eterna manguera,sobre el serrin sucedaneo del albero.

Y qué les digo de la Plaza de los Terceros, que algun ilustre procer debiera proponer su cambio de nomenclator, por Monumento al Velador y Memorial de los caracoles.

El que haya comprado acciones de estos trípodes rectangulares, habrá dado el braguetazo, más aun que casarse con una dentista o de las acciones de la empresa americana que alguien se empecina en ofrecernos cada vez que abrimos el portatil.

Si hay un sector en que el I+D hispalense haya avanzado más, éste es el del mobiliario urbano en Sevilla. Recuerdo cuando, con el recordado Manolo del Valle, adquirimos toda suerte de productos de alto diseño a la mujer de Miterrand, entonces comisionista o corredora de firma vinculada al Partido Socialista francés, hundido tras la conspiracion contra Strauss-Kahn, y sobre cuya profunda urdidumbre a quién le importa; menos aun que el autor del video de la crema facial robada de Cifuentes.

Ahora las mesas y los farolillos son el prodigio tecnológico de nuestra ciudad y hasta pronto veremos junto a ellas, hornos para calentar masa congelada china en forma de baguettes o churros, y hallaremos unos y los otros en El Alcazar, ahora sin Real, invadida por la masa donde antaño Romero Murube. Hasta se servirá Coca Cola (no confundir con Pepsi) que uno de los eternos pendientes por homenajear de esta ciudad es Gabriel Dronda, que más no se puede hacer por ese refresco que se hasta se viste de verde en el Benito Villamarín.

Y yo me pregunto si el bueno de nuestro Juan deja Sevilla y presenta sus credenciales en Jerez, Sanlucar o Málaga, qué pasará con los taberneros afines y hostiles.

Porque en Sevilla, cómo caigas mal al poder prepárate. Y no hablo de socialistas, ni de populares, sino de la burguesía miarma de Academias varias de Buenas Letras o Jurisprudencia.

Los hay agraciados para la eternidad como los Otero del Hotel Inglaterra, ocupando los vuelos de la Plaza Nueva, casi al modo de Queipo; o Robles -que pese a patrocinar al otro Equipo de la ciudad- permanece indemne en Placentines, donde nunca sucede otra obra más que el enésimo cambio de losa por adoquín.

Y por contra, a los prohibidos, llaménse Confitería la Campana o Puesto de los Monos; los primeros inveterados y de recuerdo infantil imperecedero, con sus huevos de Pascua, siempre inalcanzables, tanto como los veladores que nunca les permitirán reponer; o a los segundos, victimas de las grabadoras inoportunas que contrarian el mercadeo de nuestra ciudad.

Así que olvidense de acciones, o bitcoins, yo que Vdes. invertiría en veladores, y más ahora que Espadas se nos va, y quien se fue a Sevilla, perdió su silla...