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Desvariando

Manolo Sanlúcar en su soledad

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
20 feb 2022 / 10:01 h - Actualizado: 20 feb 2022 / 10:02 h.
"Desvariando"
  • El guitarrista Manolo Sanlúcar, durante una actuación. / EFE
    El guitarrista Manolo Sanlúcar, durante una actuación. / EFE

El pasado viernes se enterró en Sanlúcar de Barrameda María Josefa Muñoz Alcón, Mari, la hermana de Manolo Sanlúcar, tras luchar durante años contra una terrible enfermedad. Apreciaba mucho a esta mujer, con la que hablé la última vez el 16 de noviembre del pasado año en Sanlúcar con motivo de la entrega de los Premios Internacionales de Flamenco de la Escuela Flamenca de Andalucía (EFA), donde compartí galardón con el genio de la guitarra flamenca. María José se sinceró conmigo y me hizo saber su preocupación por la situación de su hermano Manolo, extremadamente delicado de salud, en diálisis y muy deteriorado física y síquicamente. Pero María José, que ha sido muy importante en la vida y la carrera artística del gran guitarrista y compositor, estaba también igualmente preocupada por el legado del maestro, sobre todo por esa magna obra docente que ha dejado grabada y escrita. Y desde luego por sus guitarras, obras de arte, documentos, archivo personal y demás pertenencias. María José no se quería morir sin dejar eso resuelto y estaba volcada en la creación de una fundación y el museo, donde tendrían que acabar todas las pertenencias del artista.

Manolo ya no puede decidir sobre todo eso, sino su esposa, Ana, solo ella, y confiamos en que el gran artista y su inmenso legado sean cuidados al máximo. Pero aparte de su familia, que estará ahí, esperamos que también estén las instituciones públicas, sus compañeros los artistas, sus amigos de verdad y los aficionados, porque ese hombre que ni siquiera pudo ir a dar el último adiós a su querida hermana, que unas veces sabe dónde está y otras no, es uno de los artistas más grandes del mundo y tenemos la obligación de que acabe sus días sabiéndose querido, admirado y necesario. Que nadie le vaya a dar la espalda a un artista tan genial y a una persona de gran corazón que ha estado siempre dispuesto a ayudar a los jóvenes guitarristas y a los artistas del flamenco en general. Sus pertenencias personales son de quien tiene los derechos sobre ellas, su esposa, pero el legado artístico es del mundo entero y todos los que amamos el flamenco y queremos al maestro estamos obligados a defender con uñas y dientes su legado. Confieso estar preocupado por este asunto. Primero, por la situación personal de Manolo en la actualidad, su salud, su estado físico y síquico. Luego, por su legado, que es la inmortalidad de los artistas.