Manuel García ‘El Espartero’. La borriquita ante todo

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10 oct 2020 / 04:39 h - Actualizado: 07 oct 2020 / 10:42 h.
  • Manuel García ‘El Espartero’. La borriquita ante todo

Espartero torea más que mata, Guerra mata más que torea. Afirmaba José María del Rey en su libro (Selipe). Espartero y Guerrita.1894. También afirmará que Manuel García –al que encuadra en el toreo rondeño puro– «es una esperanza», mientras que Guerrita, más afín al gusto sevillano, es ya «una realidad perfecta, acabada». La Unión de Bibliófilos Taurinos realizó una magnífica segunda edición recientemente.

“En la ciudad de Sevilla, en veinte y dos días del mes de enero, de 1865.

Yo D. José Enríquez, cura beneficiado de esta Iglesia parroquial de San Marcos, di permiso al Pbro. Don Ramón Tejero, y bautizó a un niño que nació el día 18 de enero del corriente, a la dos de la madrugada, al que puso por nombre Manuel Frisca de la Santísima Trinidad, hijo legítimo de Francisco Joaquín García, natural de Fuentes de Andalucía, de ejercicio espartero, y de su mujer Josefa Cuesta, casados en Santa Catalina, año 1857....Abuelos paternos.... “

La idea de ser torero no arraiga en el él hasta los 16 años, y desde esta época procura asistir a cuantas capeas y tentaderos se celebraban. En 1881, toreó por primera vez una capea celebrada en la plaza de Guillena. Animado por el éxito acompañó como banderillero a Cirineo a Bollullos del Condado, toreando con posterioridad en repetidas ocasiones en Alcalá y Castilblanco.

Contaba con un medio de transporte de que otros no disponían el cual era una borriquita que tenía su padre para el tráfico de esparto.

En el esplendor de su carrera poseía una espaciosa cuadra donde se contemplaba asombrado ,que entre soberbios caballos de remos finos y nerviosos, y de hermosa presencia, ocupaba puesto preferente un modesto representante de la raza asnal, ciego viejo y decrépito ,y si se interrogaba al dueño acerca de tal anomalía ,éste ,con risueña expresión no exenta de gratitud y cariño ,contestaba, ”Es la borriquita que me acompañó a mis primeras excursiones ,y que después de haber compartido conmigo ,aquellas fatigas sin glorias ,está hoy jubilada y descansando, que aún a los brutos se debe agradecimiento”.

Apenas tenía noticia de la celebración de un tentadero, aparejaba la borriquita, y marchaba en unión de sus adláteres a tomar parte en la alegre fiesta. Ya en el lugar a que se dirigían, su primer cuidado era buscar algún sitio donde depositar al sufrido jumento, que comía, o no, según las circunstancias, y ocasión hubo, en que no fue fácil alojar a su compañera de penas y fatigas, y para proporcionarle el descanso, tuvo que discurrir mil medios y recursos, llegando hasta cargar con ella y echarla en un cerrado por encima de la cerca. Así ocurrió en un tentadero que se celebró en Isla Mayor.

El día de la fiesta ,se levantaban temprano ,alegres y satisfechos y decididos ,visitaban la plaza ,combinaban mil planes y se trazaban reglas de conducta que luego ninguno observaba: durante la fiesta, los brindis y capotes que echan les proporcionaban algunos recursos que se invierten en pagar el hospedaje y en la celebración de alguna juerga por la noche ,en que cantan, bailan y comentan de mil maneras los lances de la corrida.

Hemos de resaltar que la expresión “Echar un capote” se llamaba por los aficionados, al acto de recorrer la plaza con una capa cogida por las cuatro puntas, recogiendo en ella las monedas que desde las gradas, quisieran arrojarles los espectadores.

El 17 de junio de 1883 en Cazalla de la Sierra obtiene su primer gran triunfo como matador.

Su nombre resuena en todos los ámbitos del pueblo, y el entusiasmo contenido y reconcentrado, estalla vigorosamente, para repercutir dos años después en toda la península:

El Espartero es un valiente.