Los medios y los días

Más premios nobeles para el saber

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15 oct 2021 / 04:00 h - Actualizado: 15 oct 2021 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • Más premios nobeles para el saber

En la Sociedad de la Información, la Comunicación y el Conocimiento, ¿por qué no hay premios nobeles de Comunicación? ¿Por qué no los hay de Filosofía? ¿Y de Psicología? Estamos más afectados por desórdenes mentales que nunca. Se me quedan atrás numerosos campos del saber, comprendo que no se puede premiar a todos, pero es que la Comunicación hoy nos posee desde que nos despertamos hasta que nos dormimos, influye en nuestro comportamiento y, por su parte, la Filosofía es la madre de todos los saberes como ya demostraron Platón y Aristóteles.

Física, Química, Medicina, Literatura y el Premio Nobel de la Paz fueron los primeros en asignarse. Otros premios con categoría de nobeles cubren las Matemáticas, Economía e Historia. El de la Paz casi se puede decir que es de chirigota a juzgar por algunos de los galardonados, le ocurre lo mismo que a la ONU o al Defensor del Pueblo: que sirve de poco y sin embargo tiene que existir por mero autoengaño humano. No obstante, también persiguen la paz quienes hacen la guerra, por tanto, dejémoslo ahí como Premio Nobel a la Paz de la Guerra. Quienes no se dediquen a formar jaleo de armas para la Paz y les toque un Nobel de la Ídem se pueden llevar ya toda la vida encabezando movimientos, dando conferencias o publicando escritos avalados por la condecoración del autor que podrá vivir así su existencia mientras los demás siguen matándose, es algo parecido a toda esa ingente cantidad de personal que se “solidariza” con los efectos de las catástrofes, conflictos y guerras en general, les falta tiempo para ponernos en televisión anuncios sensacionalistas y lacrimosos para que saquemos la cartera y aportemos el euro o los euros que lo mitiguen todo, se supone. Parece poco, pero tacita a tacita... El mercado está en todo, lo vigila, observa y estudia todo para extraer rendimiento de todo, la mente mercantil y contradictoria del humano convierte la vida en uno de esos animales cuyo cuerpo se aprovecha en su integridad para el alimento del cuerpo y del alma que también es el cuerpo porque ya se sabe que el alma está en el cerebro.

En julio pasado cumplió cien años Edgar Morin a quien tenemos como el filósofo que más ha impulsado el pensamiento complejo. Se merece un Nobel de Filosofía como un castillo. Pues no hay Nobel de Filosofía. La punta de lanza del pensamiento y la metodología para entender el mundo se llama pensamiento complejo, sin él seguiremos avanzando, fabricando robots, pero sin saber el significado más profundo de lo que hacemos y de porqué lo hacemos. Para qué quiere el mercadeo saber eso, lo que hay que hacer es inventar digitalización, aprender idiomas y arrear, todo lo demás sobra.

Se nos habla mucho de la Agenda 2030 o 2050. Hay un Proyecto 2050 que desde hace décadas (desde 1984 aproximadamente) tiene conectados en Estados Unidos, en The Santa Fe Institute (SFI), a sabios de todos o casi todos los campos del saber que están intentando explicarse cómo funciona el mundo desde las teorías de los sistemas complejos. El pensamiento de Morin, aunque creo que es aún más sustancial que el Proyecto 2050, late en ése y otros centros, cátedras y doctorados que han proliferado por diversos lugares del planeta con el objetivo de analizar la complejidad. En España no hay ninguno, que yo sepa, sólo estamos unos cuantos locos trabajando por nuestra cuenta que ni siquiera nos conocemos, el mismo Morin me indicó recientemente en un correo electrónico la necesidad de formar una red estable e influyente de investigadores sobre pensamiento complejo de habla española, algo que no parece fácil a pesar de que existen congresos de pensamiento complejo. La complejidad nos lleva a todo y el todo puede ser la filosofía ontológica. No hay Nobel para eso, habrá que moverse entre el laberinto de votos e intereses que hay detrás de los premios nobeles porque, como tantas cosas en la vida, para que te den un buen premio no sólo hay que tener talento sino otros factores ocultos que funcionan entre bambalinas.