Los medios y los días

Me salvo de ‘Sálvame’

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24 jun 2020 / 04:00 h - Actualizado: 24 jun 2020 / 04:00 h.
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  • Jorge Javier Vázquez. / Telecinco
    Jorge Javier Vázquez. / Telecinco

Los medios critican bastante a ese programa denominado Sálvame, presentado en Tele 5 por un señor llamado Jorge Javier que dice que es rojo y maricón. Bueno, pues muy bien. Lo critican porque es barriobajero y la gente se pelea y se dice de todo. ¿Y qué? Sálvame ha superado el 20% de cuota de pantalla y lo ven casi tres millones de personas. Misión cumplida, gana dinero.

Si lo ve mucha gente y el personal se siente a gusto, sarna con gusto no pica. Desde que Tele 5 empezó a emitir en 1990, lo que les ha interesado a sus dueños principales, la familia Berlusconi, es el entretenimiento, empezaron con las Mamachicho y el Cacao Maravillao y ahí siguen. La gente lleva toda la historia de Tele 5 criticando a Tele 5 pero es la TV que más se ve en España y la preferida por los andaluces. La TV no se inventó para formar a los ciudadanos sino para entretenerlos. No se inventó para el buen periodismo, eso llegó después, se inventó para evadir, a excepción de algunas televisiones públicas como la BBC que desde sus inicios ofrecía conferencias.

Yo me salvo de Sálvame porque no me doy por aludido, eso son distracciones populares que existen desde siempre, este tipo de programas no son más que lo que siempre ha existido en la sociedad, pero en plan disperso, ahora reunido y tratado científicamente mediante estrategias psicológicas y mediáticas para enganchar al «pueblo». Pan y circo, vamos. Pero yo no he venido a salvar al mundo, eso ya intentó hacerlo Jesucristo y por ahora ha fracasado. En cuanto a lo de maricón progresista o rojo, ese señor me importa una leche porque para mí los buenos maricones progresistas a los que admiro y leo son los Luis Cernuda, Lorca, André Gide, Yuval Harari, Walt Whitman u Oscar Wilde. Al lado de estos el tal Jorge Javier es un liliputiense cuyos insultos y algaradas no dejan de ser fingimientos o desahogos rentables. Es un tío listo, sin duda, miren, ahora ha provocado que yo escriba esto y deje de leer e interesarme por otros asuntos mucho más relevantes.

No hay que preocuparse, son cosas para que el personal llene su vida. Y no es para tanto. Verán. El Informe Barlovento sobre audiencia de TV en España recoge que la desescalada en la pandemia ha coincidido con otra desescalada: la del consumo de TV. Las medidas de confinamiento de la población decretadas por el Gobierno durante la crisis del coronavirus han tenido un impacto directo sobre los hábitos de consumo de Televisión en los hogares españoles.

Durante la primera semana de confinamiento total (del 16 al 22 de marzo de 2020), cada individuo consumió diariamente 325 minutos de Televisión, es decir, casi cinco horas y media, estableciendo así un nuevo récord histórico de consumo semanal.

Once semanas después, el consumo de Televisión por persona y día es de 237 minutos, casi cuatro horas. El plan de desescalada por fases adoptado por el Gobierno ha repercutido directamente en este descenso de consumo de Televisión. Desde que se declaró el Estado de Alarma hasta el día de hoy, cada persona consume casi hora y media menos de Televisión al día (88 minutos).

Conclusión: el personal no es tan esclavo de Sálvame ni de otros programas como se cree, se busca la vida por otras partes. Los mayores y los ancianos sí se tragan mucha TV pero los jóvenes dispersan más sus «drogas» audiovisuales para entretenerse y ven la TV con más espíritu crítico y con interacción. De todas formas, hay pocas cosas nuevas bajo el sol: la inmensa mayoría de la gente no quiere complicaciones y ahí está Jorge Javier para salvarlos. El listo es Jorge Javier, lleva a cabo un servicio público y una obra de caridad y cobra por eso, supongo que bien. ¡Que vivan sus cojones! El problema lo tiene eso que llaman los progres «el pueblo». Y los mismos progres, claro. Pero como no se quieren cuenta, en realidad, ¿cuál es el problema? ¿Que no se quieren dar cuenta? No, eso es mejor para la minoría que quiere estar tranquila y para la otra minoría que se llama Poder.