Mejor salvar que derrotar

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29 ago 2021 / 04:19 h - Actualizado: 27 ago 2021 / 18:24 h.
  • Mejor salvar que derrotar

Sigo aprendiendo mucho de mis sobrinas, Sofía y Noelia, a veces tienen unas respuestas que me dejan pasmada de lo buenas que son, en plan: «¡ojalá se me hubiese ocurrido eso a mí!». Y es que el tiempo compartido con los niños no sólo supone un Máster en diversión y cariño sino también un efectivo recordatorio de que la sabiduría vital no tiene edad, para muestra, un botón...

Hace unos días, me encontraba jugando a los súper héroes con mi sobrina Noelia, de 4 años. Entre las dos inventamos a «Comúlo», un original monstruo come culos que, como bien indica su nombre, te atrapa por la parte trasera... Os pongo en situación, se supone que Comúlo venía a por nosotras y nos estábamos escondiendo por la casa para que nunca nos encontrara, entonces Noelia me dijo:

- ¡Oh, no! ¡Comúlo quiere derrotar al mundo!

Entonces yo, en el que creí un tono heróico, le contesté:

- ¡Eso no ocurrirá, nosotras derrotaremos a Comúlo!

Aquí viene lo bueno... Ella me hizo una señal para que me agachara, me puso una mano en el hombro y, sabiamente, me respondió:

- ¡No, no! A Comúlo no hay que derrotarlo... ¡Hay que salvarlo!

Me quedé pasmada... La miré pensando: «¿de verdad tú tienes 4 años?». Fíjate que cosas... En mi mente, yo ya había derrotado a Comúlo (que recuerdo que era un monstruo que quería derrotar al mundo) pero ella estaba pensando en salvarlo... Alucinante...

En serio os digo que para mí, la respuesta que planteó Noelia de salvación en lugar de derrota fue como una epifanía cotidiana: un momento como de iluminación que venía directo del corazón de una niña de 4 años... ¿Por qué a los adultos no se nos ocurrirán respuestas tan geniales?

Continué reflexionando sobre lo que dijo Noelia... Habitualmente, cuando sentimos que alguien o algo nos amenaza, instintivamente, parece que lo primero que solemos hacer es defendernos, es decir, hay un enfrentamiento en el que sólo uno puedo ganar y, por lo tanto, tiene que haber un derrotado, el otro tiene que perder... Igual lo que está mal es el planteamiento...

Cuantas veces no habremos sido testigos de la política de vencedores y vencidos, desde los desacuerdos en la oficina, pasando por las desavenencias con la pareja, los malentendidos entre amigos hasta la intransigencia contigo mismo cuando cometes un error... Bueno, y si echamos un vistazo a las páginas de la historia, ya ni te cuento... Seguramente te suene aquello de «la historia la escriben los vencedores».

Pero claro, con demasiada frecuencia, se nos olvida que cuando hay vencedores, también hay vencidos (que no «convencidos») y eso suele generar afán de revancha, resentimiento, ira... Y todo un rosario de sentimientos que no llevan a nada bueno. Sin embargo, si como proponía Noelia, si cuando vemos que algo está mal, en lugar de derrotar nos proponemos salvar, esto es, si en lugar de destruir a alguien nos proponemos ayudarlo, estaremos contribuyendo a crear el mundo en el que Noelia se merece vivir.

Plantéatelo: ¿salvar o derrotar? Creo que la respuesta está clara si quieres, en todos los sentidos, triunfar.