Menos señalar y más arrimar el hombro

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30 abr 2019 / 10:58 h - Actualizado: 30 abr 2019 / 14:18 h.
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  • Periodistas en la sede del PSOE, en Ferraz. / EFE
    Periodistas en la sede del PSOE, en Ferraz. / EFE

No son pocos los analistas políticos o los informadores que señalan con dedo acusador a los votantes que han confiado en el PSOE en estas últimas elecciones. Señalan y recuerdan que su voto va a sumar para que, por ejemplo, el próximo Gobierno de Pedro Sánchez acabe con el proceso de exhumación de los restos del dictador Francisco Franco que, después de tantos movimientos, siguen en el Valle de los Caídos. Efectivamente, son millones las personas que quieren que eso se produzca lo antes posible porque no entienden ningún tipo de reconocimiento u homenaje a un dictador que fue uno de los máximos responsables de una guerra y de una represión terrible durante cuarenta años. Incluso entre los votantes del PP o de C’s hay un gran número de personas que desean que los restos del dictador se trasladen al lugar que corresponda. No estaría mal aplicar la Ley de Memoria Histórica porque para eso está en vigor.

El dedo acusador da para más. El voto izquierdista va a permitir que Pedro Sánchez suba los impuestos a las empresas, a las grandes fortunas, a la banca, a las empresas tecnológicas que recaudan miles de millones de euros y tributan bastante poco o nada y, también, a la clase media española aunque sea de forma indirecta (las empresas subirán precios para compensar y lo pagaremos entre todos). Esa es la acusación. Efectivamente, todavía existen personas que creen, entre otras cosas, en el reparto justo de las riquezas, en que si se pagan impuestos los servicios públicos mejoran y la desigualdad entre las personas tiende a decrecer. Hay personas que creen en ese tipo de cosas. Puede ser que parezca algo ingenuo, pero cambiar el mundo a mejor siempre fue una idea ingenua; sí, eso es verdad.

El dedo acusador se puede estirar un poco más. Los que han votado al PSOE están abriendo las puertas al diálogo con los independentistas catalanes y vascos. ¿Y? Pedro Sánchez ya ha dicho claramente que la Constitución será defendida hasta las últimas consecuencias y que la autodeterminación no es posible. ¿Es malo que hablen con los independentistas? No solo no es malo sino que es necesario. Soy el primero que siente repulsión por las ideas independentistas, y nadie me puede acusar de ser fan del señor Sánchez, pero hablar es obligado porque es la base de la democracia. Si se ha votado diálogo, lo celebro. Las reglas del juego son las que son.

Estos ejemplos, expuestos sin profundizar y sabiendo que hay mucha más cera de la que parece arder aunque reales en su simpleza, deberían servir para que nadie faltase el respeto a los votantes de un partido político concreto u otro. Cada uno puede tener unas ideas y nadie puede criticarlas salvo que sean tóxicos, vayan en contra de la convivencia y la libertad, o no permitan el desarrollo democrático de España.

No señalemos tanto y arrimemos más el hombro. Eso es lo que hace falta.