Mi primera Navidad

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08 dic 2019 / 06:00 h - Actualizado: 08 dic 2019 / 06:00 h.
  • María Graciani
    María Graciani

Familia, reencuentro, amor... Son palabras que en estos días te llegan aún con más intensidad (si bien su protagonismo debiera mantenerse durante todo el año). La alegría, la música, los colores y los festejos de estas fechas siempre me han gustado, pues seas creyente o no, hay algo que nos une como una especie de bisagra personal: nuestra humanidad, somos personas, y el compartir tiempo con la familia, el querenos, el reencontrarnos, la esencia de lo esencial que brilla con una luz especial estos días lo que hacen es nutrir lo más auténtico que tenemos, nuestra esencia personal, esa humanidad que nos une y que está por encima de credos, políticas, clubes deportivos... Ese "algo" que, al alimentarlo, te hace sentir más vivo. Por eso siempre he disfrutado de estas fechas; cuando eres niño, crees que es por los regalos, pero no... El verdadero regalo es el halo de felicidad que impregna estas celebraciones y hace que tu corazón consiga albergar nuevas emociones.

¿Recuerdas tu primera Navidad? probablemente eras demasiado pequeño, yo tendría unos 8 meses. Pero sí recuerdo una constante navideña todos los años de mi vida: los villancicos "aflamencaos" de mi madre, la cara de disfrute de mi padre saboreando el turrón duro, lo bien que lo pasábamos los tres poniendo el Belén y cómo mi padre, el día de la cabalgata, compraba caramelos, se los metía en los bolsillos, y cada vez que pasaba la carroza de uno de los Reyes, se agachaba poniéndose a mi altura y me decía: "¡fíjate cuántos caramelos hemos cogido!". Luego, la mañana de Reyes, pasaba el día entero jugando conmigo y montando juguetes mientras saboreábamos un buen trozo de roscón de Reyes bañado con un chocolate caliente.

La educación del alma...

Esta Navidad será distinta porque será la primera que pase sin mis padres. Aunque no podamos compartir más cabalgatas y eche de menos los villancicos de mi madre, siento su cariño y sé que, de alguna manera, estarán conmigo. Ésta será "mi primera Navidad", pero no enfocada desde la perspectiva de la carencia, sino desde la mirada de quien afronta un nuevo capítulo de la existencia, no con tristeza ni mucho menos con indiferencia, sino con la esperanza, el agradecimiento y la ilusión de alguien que tiene bien llenito el corazón y está deseando continuar las lecciones de la educación del alma...

¡Sabor a oportunidad!

Esa sería la respuesta a la pregunta: "¿a qué sabe la vida?", sin duda, la vida sabe a oportunidad, y si por algún motivo, estás viviendo "tu primera Navidad" céntrate de forma constructiva en el mensaje que te está regalando ese momento, ejercita el humano entendimiento, ¡haz que tu ánimo se sienta más contento! y recuerda, como decía mi madre: "Mientras hay vida, ¡hay esperanza!".

María Graciani

https://mariagraciani.wordpress.com/