La Tostá

Miedo, ¿de qué o a qué?

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
29 ene 2023 / 08:30 h - Actualizado: 29 ene 2023 / 08:34 h.
"La Tostá","Alfonso Guerra","Pedro Sánchez","Pablo Iglesias"
  • Alfonso Guerra. / EFE
    Alfonso Guerra. / EFE

Lo de las personas miedosas tiene su explicación. En casa había un pozo sin el brocal cerrado y mi madre y mi abuelo se inventaron un monstruo para que no nos asomáramos cuando nos quedábamos solos en casa. Lo bautizaron con el nombre de Martinillo. Cuando sacaba agua con la soga y el cubo, a veces se enganchaba la soga en el propio cubo y como pesaba más de lo normal creía que traía al monstruo. De día controlaba el miedo, pero sacar agua de noche era un martirio. No solo nos asustaban con Martinillo, sino con el Mantequero, el Sacaojos, el Chupasangre o el Pobre.

Asustarnos con un pobre, en un pueblo como Palomares, donde había tanta miseria, era una crueldad que iba más allá del miedo físico. Sicológicamente, era algo terrible. Conforme íbamos creciendo iban creando nuevos monstruos, y no me refiero solo en mi casa: era algo que pasaba en todas las casas del pueblo. El miedo al maricón, pajo o bujarrón, por ejemplo. O a los gitanos y a los viejos. Superar aquello no fue fácil.

Demasiado buenos hemos salido los de mi generación para el miedo que nos metieron en la cabeza. Quizá sea este el motivo de que personalmente me fastidie tanto que nuestros gobernantes nos metan tanto miedo con el contrario. Quiero decir la derecha con la izquierda, o al revés. Recuerdo que un día fui a ver a un familiar a un Centro de Día y estaba allí Alfonso Guerra diciéndoles a los viejecitos que si querían volver a trabajar de sol a sol y perder los derechos ganados, que votaran a la derecha. Mi tío que había vivido la Guerra Civil y pasado muchas fatigas tenía la cara blanca y temblaba como un perrito callejero en diciembre.

Los españoles han dado una lección de saber vivir en democracia, pasando de una dictadura al sistema político actual de una manera admirada en todo el mundo. Estamos de acuerdo que tanto la extrema izquierda como la extrema derecha suponen un peligro para la democracia en cualquier país del mundo. El propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dijo que no dormiría tranquilo, ni los españoles tampoco, si gobernara con el populismo, es decir, con la extrema izquierda, con la que al final gobierna y ya estamos viendo las consecuencias.

¿Han escuchado alguna vez, desde que gobierna con Unidas Podemos, llamarlos extrema izquierda? No, claro. Solo habla, tanto él como sus palmeros del partido o el columnismo partidario, del peligro de la extrema derecha. O sea, de Vox. El miedo no siempre es negativo, aunque nos atenaza y nos limita si no lo controlamos para utilizarlo a nuestro favor. Se puede, sin duda. Personalmente no le tengo ningún miedo a Feijóo ni a Abascal. No más del que le pueda tener a Sánchez o a Pablo Iglesias, que no les tengo ninguno. Es un sentimiento más cercano al desprecio, que al pánico. Miedo, ¿de qué o a qué?