Viéndolas venir

«Negro de mierda»

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Álvaro Romero @aromerobernal1
06 abr 2021 / 08:08 h - Actualizado: 06 abr 2021 / 08:10 h.
"Viéndolas venir"
  • E.P
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No valen esas excusas de que el fútbol es contacto, de que siempre ha habido insultos, que lo que ocurre en el campo se debe quedar en el campo, etc. Del mismo modo que no vale decir que en las relaciones de pareja siempre ha habido sus más o sus menos, que siempre ha existido el machismo o que lo que ocurre de puertas para adentro se debe quedar allí, por ejemplo, sea la barbaridad que sea. No. No vale. Si en todas las facetas de esta sociedad apoltronada actuásemos con la vehemencia que requieren determinados comportamientos que deberían desterrarse de este siglo, otro gallo cantaría. El partido de ayer debería haberse interrumpido totalmente. Porque es momento de decir “basta” y para siempre a ese racismo sobrellevado bajo la excusa de ciertas tradiciones. Y lo importante no es nunca un partido como otro cualquiera, sino una valentía insólita para decir hasta aquí llegamos y que salga el sol por Antequera.

Por lo visto el insulto del que se viene hablando no está suficientemente probado, y es posible –solo posible, como todo es posible en la vida- que el jugador insultado mienta, pero el daño ya está hecho, sea todo verdad o un montaje. Porque lo que cuenta, lo que sale, lo que los niños ven, es que en un partido de fútbol, que debería ser el ámbito de la deportividad, del respeto y de la gloria de saber perder o ganar, de lo que se habla es de que una persona le ha dicho a otra “negro de mierda”, o de que una persona dice que se lo ha dicho y monta un numerito. Ya se verdad o mentira, ya digo. Da igual, porque el protagonismo del partido no se lo ha llevado el marcador, como debería ser, sino la bronca racista de la que ya llueve sobre mojado. Porque, al margen de quien tenga la culpa –y eso es hoy relativamente fácil de averiguar-, lo cierto es que nos hemos venido acostumbrando a tolerar ciertas expresiones dañinas que siempre van más allá del calentón del momento con la excusa de ese calentón.

Como sociedad, y también dentro del fútbol, como en todo, hemos de asumir que, dentro de los calentones, también debería existir un catálogo de posibles exabruptos entre los que no debe haber lugar para esos contra los que educamos a las personas del futuro entre las que también habrá futbolistas. Nuestro futuro como sociedad depende muchísimo más de esa educación profunda que del resultado de la Liga.