Los medios y los días

No me hablen desde el sillón

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07 oct 2020 / 04:05 h - Actualizado: 06 oct 2020 / 19:09 h.
"Los medios y los días"
  • El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres
    El secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres

Hay una realidad que es evidente desde hace años, denunciada una y otra vez públicamente por el economista José Luis Sampedro, que en paz descanse y al que no solían llamarlo para tertulias porque era un hombre libre en su pensamiento y no tenía necesidad de lamerle el trasero a nadie ni él quería hacerlo. Esa realidad es que el sistema de mercado, tal y como se nos viene presentando desde la caída del comunismo en 1991, por ahora ha fracasado material y espiritualmente. Pero Sampedro lo denunciaba con nombres y apellidos, no desde la poltrona o el solio pontificio.

El salvajismo del mercado nos está llevando a la autodestrucción, pero hay culpables de este hecho y también hay excelsas personalidades que tiran la piedra y esconden la mano, que hablan y lloriquean desde su sillón, con lo cual de alguna manera son cómplices de lo que pasa. Ni dan nombres de responsables del problema ni dan salidas al problema salvo generalidades y vaguedades.

A mí me recuerdan a Gila cuando contaba cómo logró Sherlock Holmes que se entregara Jack El Destripador: mediante la culpa. Narraba Gila que Holmes se acercaba una y otra vez, un día y otro, al asesino y le decía: “Aquí alguien ha matado a alguien...”. Y el matón, al no poder aguantar más porque le iba a estallar la conciencia, decidió entregarse. La diferencia con el mundo actual es que los que lo están matando -o los impulsores de la matanza porque matándolo lo estamos matando entre casi todos- no van a entregarse porque creen incluso que la culpa no es de ellos o se han engañado con esa idea hasta creérsela.

Por tanto, a estas alturas de la Historia, ya no me vale que el secretario general de la ONU, António Guterres, pronuncie palabras tan terribles como éstas: aún fuera de control, con más de 32 millones de contagios y con 1 millón de muertes hasta el momento, “la pandemia es una crisis en sí misma. Crisis que tiene lugar en un contexto de mucha tensión geopolítica y otras amenazas mundiales de formas impredecibles y peligrosas”. O bien cuando afirma que muchos problemas transfronterizos como la crisis climática, el aumento de las desigualdades o incluso el ciberdelito involucran a grupos de interés, empresas, organizaciones y sectores enteros, que escapan a los controles de la gobernanza global tradicional. Tampoco sirve para mucho -repito, a estas alturas- su deseo de que el mundo adopte con urgencia un pensamiento que esté a la altura de estos tiempos y que ese pensamiento se derive de “pensar de manera innovadora sobre la gobernanza global, el multilateralismo, y adaptarlos al siglo XXI”.

Diga, señor Guterres, quién crea la tensión geopolítica, qué amenazas mundiales hay y quién las puede provocar, qué grupos de interés y empresas están detrás de todo, cómo va a ser la gobernanza mundial, quién la va a encabezar, qué tipo de pensamiento es el innovador... No me hable desde la poltrona.

El papa Francisco ha publicado otra encíclica, Fratelli tutti, definida por algunos medios como una dura proclama contra la especulación financiera y el "virus del individualismo". En ella pide el fin "del dogma neoliberal" y se basa para ello en que estamos ante un pensamiento pobre, repetitivo, que propone siempre las mismas recetas frente a cualquier desafío que se presente". Y añade: "La especulación financiera con la ganancia fácil como fin fundamental sigue causando estragos".

Muy bien, pues ahora, para rematar la faena, vaya denunciando con nombres y apellidos a los dogmáticos neoliberales, autores de esas recetas de pensamiento repetitivo, y a los especuladores financieros; usted los denuncia, santidad, y que todos los curas del mundo lo vayan predicando desde sus púlpitos, de lo contrario la gente puede confundir justos por pecadores, puede creer que todos los capitalistas son unos malvados, que todos los ricos deben ir al infierno.

No, eso no, ¿verdad? El señor Guterres desde su despacho en la ONU y el papa Francisco desde su sede vaticana, a largar ambigüedades, pero es que llevo toda mi vida oyendo lo mismo y acabo de entrar ya en edad de jubilación, no tengo ganas a estas alturas de recibir tantas pedradas y no saber quién me las tira. Y si ustedes siguen en ese plan me temo que los voy a tener que mandar a hacer puñetas.