‘No Ouvido ha Labirintos e Cristais’. Exposición de Dalila Gonçales

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26 ene 2021 / 19:54 h - Actualizado: 26 ene 2021 / 20:02 h.
  • ‘No Ouvido ha Labirintos e Cristais’. Exposición de Dalila Gonçales
  • ‘No Ouvido ha Labirintos e Cristais’. Exposición de Dalila Gonçales

Del 13 de enero al 13 de marzo tendrá lugar en la Galería de Arte RAFAEL ORTIZ de Sevilla, la exposición de la joven autora y ya consagrada internacionalmente artista portuguesa DALILA GONÇALVES (Castelo de Paiva, 1982), consistente en una serie de piezas de distinto tamaño, técnicas y materiales que tienen en común dos aspectos aparentemente discordantes, pero que no lo son en absoluto, como son el sentido del oído y la memoria que pueden dejarle tanto ellos como los sonidos.

Otra parte de la exposición, la dedica a esa memoria que guardan para ella determinados objetos, lugares, imágenes o fragmentos de los mismos, que consciente o subliminalmente han llamado su atención de manera que reunidas ahora, puedan constituir su nuevo discurso expositivo.

“No Ouvido ha Labirintos e Cristais”, en español: “En el Oído hay Laberintos y Cristales”, alude en consecuencia al hecho fisiológico de la audición -posible gracias a los pequeños huesos y partes que lo componen entre ellas el laberinto y los otolitos o cristales, responsables del equilibrio- como al recuerdo, al tiempo, a los momentos en que los oyó, los “vió”, los sintió o incluso presintió de alguna manera, no sólo a través de este órgano del cuerpo en concreto, sino con los interiores que devienen de la evocación que le producen.

Oído físico, psíquico, real e imaginario, porque estas obras pueden representar el eco de las ondas que se expanden indefinidamente en el espacio y también las que se prolongan entre los recuerdos.

Ella habla de las metáforas y de la alquimia que le producen toda esta serie de sensaciones y objetos, que a la vez revierte en su proceso creativo, en esa búsqueda de materiales –desde la fragilidad de la porcelana a la porosidad de la madera (aunque esta última esté tratada en láminas y alisada), o en la aleación y relación que establecen estos con metales y en general con todo cuanto incorpora en cada una de las obras, incluyendo el agua o fibras vegetales, las fotografías con las que consigue entablar diálogos a la manera de dípticos que pueden actuar juntos o por separado.

Pero el oído capta también el silencio, que ante el hecho de observar un objeto, puede tener una capacidad de nostalgia, de saudade, y de una cierta ironía que bien puede basarse en la educación sentimental y sensorial, en una relación -con los objetos o con los recuerdos- que puede ser tan subjetiva como universal.

Habrá quien capte esa ironía -una de las mejores facultades de la inteligencia – siguiendo sus propuestas- aunque esta parezca remota o remita a los mensajes ocultos que guarda en cada obra y que puede recaer en la elaboración de las piezas mismas: en formas que recuerdan lo que han sido en origen sin que pueda averiguarse exactamente qué fueron o para qué sirvieron, puesto que los moldes de las piedras originarias, pueden ciertamente dar una idea de lo que fueron, pero no de los materiales que le sirvieron de base. Materiales por otra parte que pueden fingir otros o alterar sus significados, usos o tamaños, y ser otra cosa, tener otra nueva vida en la metamorfosis del arte, en esa alquimia que busca, que manipula, que cambia de sentido, transforma, y que precisamente en esto reside su trabajo.

Al igual que el sonido tiene su contrapartida en el silencio, el recuerdo lo tiene en el olvido, en lo que fue y ya es otra cosa, en lo que está y no está y para los que DALILA GONÇALVES ha llegado hasta diseñar un artilugio que denomina “Atrapasonidos”, algo que se relaciona con la magia, el chamanismo, las premoniciones o ritos propiciatorios de culturas antiguas. También, con su mundo interior e imaginario. Visión del mundo que ha recorrido exterior e interiormente sobre el mapa, sobre todo el de ella misma.

Sonido, imagen, objetos, fotos, metales, cristales, porcelanas,... van concretando una muestra que dialoga entre sí y en la que todo está estructurado, constituyendo una obra que en el fondo es una meditación plástica en estado puro.

La invisibilidad que ahora sí busca su modo de representación espacial, con la dificultad de hacerlo desde la plástica, le lleva a incorporar un vídeo donde pueden oirse unas lijas desplazándose sobre una superficie plana y que puede tener su correlato en otra donde el agua gira en un plato de cobre. Ausencia de sonoridad que se aprecia también en la que representa un amplificador a escala gigante de madera, del que ha extraído todos los nudos que tiene, para depositarlos en el suelo con un doble símbolo: el de lo no nacido y el de la sordera, una abstracción conceptual donde el sonido acaso pudo suceder en algún tiempo.

Tiempo por último, que está presente junto a la ocupación del espacio con los materiales más variados desde los inicios de su carrera. Site specifics casi (o sin casi), que como vimos está presente en cada uno de estos emblemas, pues al fin y al cabo el tiempo, los objetos, los sonidos y el silencio, son el resultado de prolongaciones cuánticas.

POSTDATA: La muestra se acompaña de un texto redactado por el escritor, comisario y gestor cultural GUILLERMO AMAYA BRENES.