Los medios y los días

No seremos mejores

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26 mar 2020 / 04:01 h - Actualizado: 25 mar 2020 / 23:01 h.
"Los medios y los días"
  • No seremos mejores

No seremos mejores después de esta pandemia. ¿Qué es ser mejores? Ser más humanos, leo en los medios que dicen unos y otros. ¿Y qué es ser más humanos? La tragedia del humano es que lleva siglos luchando internamente entre lo que es y lo que quisiera ser. Ahora quiere ser mejor pero las pruebas históricas indican lo contrario. Si ser mejores es, por ejemplo, que las brechas de todo tipo disminuyan, entonces, en líneas generales, llevamos siendo mejores desde hace siglos, pero no porque los que viven arriba –como diría Brecht- lo hayan querido por amor o solidaridad sino porque lo han conquistado los que viven abajo o porque les ha interesado a los de arriba.

“Si los que viven abajo no piensan en sus vidas, jamás subirán”, sentenció el mismo Brecht. A Marx lo leyeron más y mejor los empresarios que los mismos parias y obreros a los que iban dirigidos sus planteamientos. Y esos empresarios creyeron que el de las barbas tenía razón que, o soltaban lastre o podía terminar con ellos una turba de gente que no tenía nada que perder y mucho que ganar. Luego llegó la Rusia soviética y el mercado se acojonó, pero logró vencerla y asentarse. Este virus puede volver a asustarlo y a poner en cuestión su preponderancia, pero el sistema capitalista ha demostrado que posee un vigor y una capacidad de adaptación extraordinarias. Para empezar, China se ha mercantilizado y el mundo no se ha comunistizado, al revés, todo ha caminado hacia el mercado y en esa dirección sigue.

Quiero decir que una rosa no puede crecer en el desierto, quiero decir que el humano no puede ser mejor en un contexto mercantil salvaje como en el que estamos. Hay mucha crítica a Pedro Sánchez y se la merece pero ahí tenemos a los representantes máximos de la codicia, a los que han dominado el mundo en los últimos siglos, Inglaterra y EEUU, ahí han estado sus dos dirigentes creyendo que la tenían más larga que nadie, creyendo que son indestructibles y a esos –que determinan el resto de comportamientos- no se les ataca cuando en sus culturas está el mal de fondo, ése es el desierto en el que no pueden vivir las rosas.

Por lo demás, ¿fuimos mejores tras la peste bubónica del siglo XIV que dejó a Europa casi despoblada? ¿Lo fuimos tras arrojar dos bombas atómicas en la segunda gran guerra? Pero si es que el virus lleva siglos con nosotros, y hoy, la gente está estresada, amargada, los bancos y las empresas que tanto donan para la pandemia tienen a sus empleados sometidos a unas formas de trabajo impropias del siglo XXI porque actúan en el seno de un mercado patológicamente competitivo que no nos deja vivir y nos tiene encerrados en mil engaños y en la resignación del esto es lo que hay y si no lárgate que hay mucha gente deseando agarrar el puesto de trabajo que tú ocupas o quieres ocupar, un puesto que, por cierto, pronto cubrirá una máquina. Pero si es que ya no se hace vida en familia ni se respeta ni se escucha al que más sabe, si es que el concepto de experiencia y autoridad se confunde con el de tiranía...

¿Todo esto lo va a arreglar el coronavirus? Ojalá. ¿Cuántos libros de autoayuda se han publicado? ¿Cientos? ¿Miles? ¿Nos han mejorado? No, porque la mayoría son simples deseos acientíficos. ¿Cuántos grandes cerebros llevan decenios advirtiendo asuntos graves que iban a llegar? ¿Les hemos hecho caso? No. Entonces, a la vista de lo poco que he expuesto, ¿por qué vamos a ser mejores? Sí, aparecerán muchas organizaciones de solidaridad con esto o lo otro, en fin, el cuento de siempre para seguir curándonos a nosotros mismos y sanar el cáncer con aspirinas. Pero de ser sustancialmente mejores, de eso menos. O nada. Aunque tenemos una oportunidad de oro para intentarlo.