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Los medios y los días

No somos de este mundo, pero somos

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16 sep 2020 / 04:00 h - Actualizado: 16 sep 2020 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • Foto: EFE
    Foto: EFE

No hace falta proceder de lo celestial para no ser de este mundo, se puede estar en una época y sentir o empezar a sentir que ya no se pertenece a ella o que cada vez se aleja uno más de ella. Eso no significa que se sea un viejo porque puede ser que el viejo sea el mundo, el desenvolvimiento del mundo consiste en saltos hacia atrás y hacia delante. Y la vejez está en el cerebro, tengo comprobado que quien no tiene ilusiones ni proyectos en la cabeza envejece físicamente antes, tenga la edad que tenga, yo hablo con alumnos que me parecen viejos o algo parecido. Cuando entré como profesor en la universidad en 1991 me llamó la atención que los jóvenes me hablaban de sus novias y de sus novios y yo les dije que en mi generación progre de los 70 la palabra novio apenas se usaba, alguien te presentaba a su acompañante y tú debías descubrir si eran compañeros, amigos, amigos con derecho a roce, amigos de amor libre o novios y en qué etapa del noviazgo estaban. Ahora veo a gente con 18 o 20 años con novias y novios desde hace tiempo, ¡qué carquerío es ése!

Conclusión: en cuestiones cotidianas, uno se siente que está a la vez fuera y dentro del mundo pero en temas menos o nada coyunturales se puede estar unido mucho más a la realidad que personas de mucha menor edad. Es algo a un tiempo gozoso y quemante. ¿Por qué me traigo hoy este rollo entre manos? Por culpa de Decathlon y de lo que me cuenta el personal, genéricamente considerado.

Como a todos les ha dado por la gimnasia y los médicos no hacen más que decir que hay que hacer ejercicio, he mirado en la web de Decathlon a ver si me compro algún aparato para moverme y sentirme más ágil porque para mí disfrutar de la vida es lo contrario de lo que entienden muchos, en lugar de viajes y algarabías, estar sentado estudiando, leyendo, escribiendo o mirando al techo o a una telaraña que se pueda estar formando en la ventana de mi estudio mientras me precipito en un pensamiento.

Comprendo lo del ejercicio porque tanta vida sedentaria no debe ser apta para evitar callos en el culo o almorranas. Y porque, bien pensado, es que hace nada estábamos corriendo detrás de un bisonte o de una gacela para poder comer. Ahora bien, no entiendo de deportes, nunca ha habido tantos deportes y otros muchos que no se nombran como el calcio florentino -del siglo XVI- que estuve viendo en el verano de 2019 en la Piazza Santa Croce de la misma Florencia o los muchos deportes rurales que hay esparcidos sólo por España.

Ahora leo en los deportes de la web de Decathlon: aikido, aquagym (ya empezamos con las cursiladas), fitness cardio, flamenco (no sabía que era un deporte pero entonces también podrían serlo pintar, pasear a la mascota o clavar cuadros). Seguimos: kitesurf y landike, running, skimboard, snorkel, spinning, trekking... Hasta el yoga es un deporte. Menos mal que en la nómina figuraba la petanca. Pero no se pierdan a esas personas que te dicen: “Pues yo tengo un personal trainer”.

Luego entramos en el mundo de la informática y entonces uno termina de ser consciente de que hay que jubilarse porque, a fin de cuentas, con 40 tacos o algo más de media, se moría el gentío hace pocos siglos y entonces es mejor retirarse a casa, aceptar la pensión que te toque, si es que te la quieren dar, vivir como se pueda y, eso sí, divertirse de lo lindo porque uno de los dos se ha vuelto gilipollas con tanto ejercicio y tanto bit: o el mundo o uno mismo.