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Notarios sin fronteras en La Palma

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28 feb 2022 / 15:53 h - Actualizado: 28 feb 2022 / 15:57 h.
"Volcán de La Palma"
  • Volcán de La Palma. / EFE/ Carlos De Saá
    Volcán de La Palma. / EFE/ Carlos De Saá

El panorama político interior en estos tiempos, con el estallido de la santabárbara del Partido Popular ofrece un espectáculo patético y lamentable.

El escenario internacional, con el megalómano Putin tirando bombas a la población civil de Ucrania, convierte a las fronteras de la Unión Europea -que a veces pinta poco cuando se la necesita- en un teatro dantesco.

No hay más remedio que acudir a la buena gente que día a día se levanta temprano para cumplir su obligación, si queremos recibir buenas noticias.

La mujer de mi querido amigo Miguel Angel, notario de Sevilla, me ha dicho hoy que su marido se ha ido a la Palma de voluntario.

En efecto, al parecer los decanos de los colegios notariales de Canarias, Cataluña y Valencia han sido los primeros voluntarios en trasladarse a la isla de La Palma, donde se abrirán tres notarías temporales para atender a los afectados por la erupción del volcán. Y Miguel Angel, que tiene una edad ya provecta y su vida muy bien resuelta, ha sacado billete, se ha apuntado y lleva alli una semana.

Estarán instaladas estas notarias provisionales en dependencias de los ayuntamientos de varios municipios, y el proyecto tiene ayuda económica y tecnológica del Consejo General del Notariado.

En la Palma, muchas propiedades han sido engullidas por el volcán. Unas tenían sus escrituras públicas, de las que se podrá obtener copia, pero de otras sólo existía documentación privada o acuerdos entre particulares. Mucha gente ha perdidos los documentos de sus viviendas, deslindes, terrenos de cultivo, o explotaciones ganaderas.

Los notarios voluntarios están poniendo en pie compraventas, de las que solo existe o existía, un simple contrato de arras y dando fe de otros derechos, barridos por la lava.

Y el asesoramiento además lo estan prestando gratuito. Ni siquiera obtendrán futuros clientes para sus notarias que están en la península.

El notario a veces ha sido censurado por cobrar mucho por una sola firma. Incierto. Este ejemplo da fe, nunca mejor dicho, de que estos juristas cualificadísimos, mitad profesionales libres -que pagan de su bolsillo sus gastos y a sus empleados- y mitad funcionarios públicos -que cobran un arancel fijo, y asumen deberes públicos ineludibles- son también abnegados y generosos servidores de los ciudadanos.

El notariado puede ser considerado una institución antigua, y se tiende a considerar al notario, como un rígido señor, que a todo pone pegas, pero no es así. Es una profesión servida por personas inquietas en lo intelectual, normalmente austeras, cumplidoras, gente de orden y con un marcado carácter de servidores públicos.

Además, han sabido adaptarse y transitar maravillosamente en tres décadas, de la pluma y la tinta, a las más avanzadas tecnologías digitales. Por eso subsisten -y subsistirán- y no solo no han quedado obsoletos sino que estan continuamente incorporando novedades y en vanguardia a nivel formativo y tecnológico.

Y doy fe (de nuevo, sin ser notario) de que no es oro todo lo que reluce en sus economías. Hay notarías que facturan mucho dinero, pero también las hay de pequeños municipios cuyo titular recauda lo que un maestro de escuela de primeros de siglo XX: poquísimo; sin embargo estan servidas con toda eficacia.

En efecto, muchas veces los notarios son los abogados de los pobres, dando consejos gratuitos a personas que van a la notaría en busca de solución para sus tribulaciones matrimoniales, económicas, o para el modo de otorgar sus últimas voluntades.

Estoy orgulloso de mi amigo notario. Hoy con esta iniciativa, debemos celebrar tenerlos entre nosotros, y elogiar su generosidad, acudiendo en demanda de los que lo han perdido todo y nada tienen para pagar siquiera sus servicios.

Manuel Alonso Escacena es abogado.