Los medios y los días

Periodistas asesinados

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28 dic 2020 / 04:02 h - Actualizado: 27 dic 2020 / 18:05 h.
"Los medios y los días"
  • Decenas de fotografías del periodista Cándido Ríos Vázquez, asesinado en la ciudad de Hueyapan de Ocampo, México.
    Decenas de fotografías del periodista Cándido Ríos Vázquez, asesinado en la ciudad de Hueyapan de Ocampo, México.

¿Tenemos que rasgarnos las vestiduras y escandalizarnos cuando Reporteros Sin Fronteras (RSF) hace públicas las cifras de periodistas asesinados en el mundo cuando estaban ejerciendo su profesión? Sí y no. Una mirada emocional y novelesca, un análisis superficial nos lleva a un sí rotundo. Una mirada profunda, más fría, científica, cambia la perspectiva. Esta segunda mirada no tiene porqué ser peor que la primera, aquí no se trata de aplicar eso de como no ha llorado en el entierro de su madre es que no la quería, se puede llorar por dentro y sentir más dolor y sin embargo dejar a la razón que te diga lo que no te dicen los informes superficiales y fríos que hablan sólo de muertos, secuestrados y encarcelados, centrándose casi en exclusividad en lo que hacen los gobiernos y obviando las represiones diarias que desde el poder que sostiene a los gobiernos sufren los periodistas, es decir, ocultando el contexto mercantil en el que trabajan, y no se suele describir y examinar porque tal vez entonces las organizaciones que elaboran los informes dejarían de recibir subvenciones al tocar lo que no deben tocar.

Afirma RSF que en 2019 fueron asesinados 49 periodistas, 57 sufrieron secuestros y 389 fueron encarcelados. El programa de Radio Nacional de España (RNE) Futuro abierto trató ayer domingo el tema de una manera ligera y con poca esencia. El problema no es tanto el número de asesinados sino el número de obstáculos a la libertad de expresión sobre los más diversos temas que a diario soportan los periodistas en el mundo. Morir forma parte de la profesión cuando te adentras en campos de minas informativos pero sufrir censuras y autocensuras todos los días sí son vulneraciones claras contra quien escribe y contra quienes deben recibir aquello que con todo rigor y honradez estaba escribiendo el periodista.

México es el peor país para ejercer el periodismo -afirma RSF- y se producen muchos muertos en los países que sufren otros conflictos. Pues claro. Lo primero que tenemos que asumir es que todo poder tiene la obligación de no dejar de serlo nunca si le fuera posible y para eso emplea sus armas, desde censurar la libertad de expresión de los periodistas comprando los medios en los que trabaja hasta matarlos o encarcelarlos. Lo segundo es que si te vas a la guerra te pueden matar como matan a médicos, enfermeras o gente que pasaba por allí. Lo tercero es que si investigas al narco en México o en cualquier otro país y dices algo que no les guste tarde o temprano te matarán.

He estado varias veces dando clases de periodismo en México a alumnos y periodistas en activo. Cuando he ido conociendo el tema narco les he dicho que dejen de ser carne de cañón, que el tema ya no es periodístico sino de Estado. Y, a pesar de que los alumnos me han preguntado para que profundice más sobre el asunto, de ahí no he pasado para evitar que me echaran del país porque la constitución mexicana defiende en su artículo 33 que “Los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país” y no he querido arriesgarme nunca en un tema que posee un fondo político claro que puedo afirmar en España pero no sé allí: que México es una especie de Estado fallido donde hay al menos dos estados: el oficial y el del narco y el narco en ocasiones crea más puestos de trabajo que el oficial, hay narcotraficantes admirados por la gente y entonces nacen los narcocorridos de alabanza a los malos de la película.

Es obvio que denunciar asesinatos de periodistas -como hacerlo de toda clase de asesinatos- siempre es necesario porque tal vez suponga una pequeña gota de agua fresca en la evolución de los seres humanos hacia la armonía. Pero convertirnos en mártires porque vamos a cubrir un conflicto y nos matan es un tanto amarillista y sensacionalista ya que en el periodismo hay asesinatos paulatinos que se cometen poco a poco, en silencio, a los que el gran público no tiene acceso, y otros que se consuman delante de sus narices como esa vejación y asesinato del periodismo que son las tertulias amañadas con personas no libres sino dependientes de lobbies de poder distintos o esos medios de comunicación cuyos propietarios nada tienen que ver con el periodismo y sí con intereses de poder de todo tipo.