Viéndolas venir

Por tantos como se fueron

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Álvaro Romero @aromerobernal1
02 ene 2021 / 09:45 h - Actualizado: 02 ene 2021 / 09:47 h.
"Viéndolas venir"
  • Por tantos como se fueron

En alguna parte estarán, en cuerpo o en alma. En ese paraíso que le prometió Cristo al Buen Ladrón estando en el mismo suplicio, o en un cielo algodonoso como nos imaginábamos de pequeños y retrataron ciertos pintores coloristas, o en el fondo del mar con las branquias de una vida nueva. Quién sabe. Pero es cierto que se van los mejores. Lo malo es que lo pensamos luego. Cuando ya se han marchado y tenemos la angustiosa certidumbre de no haberles dicho todo lo que merecieron.

Ocurre todos los años, a base de días, pero en este 2020 que acabamos de despedir ha ocurrido de manera especial, porque tantos seres queridos que quisieron despedirse de quienes debían no pudieron por la pandemia y tuvieron que soportar con entereza la soledad de los muertos. Lo dijo Bécquer, que se murió el día de la lotería –antes de que existiera- de hace 150 años, sin premio ni esperanza de que le tocara nada: “¡Dios mío, qué solos / se quedan los muertos!”. Y siglo y medio después se han quedado más solos que nunca.

Niños cuya caja blanquita no ha podido ser arañada por sus padres con la dosis desmadrada de rabia por tener que quedarse ellos en este mundo, ya sin para qué. Adolescentes y jóvenes con toda la vida por delante a los que cualquier enfermedad maldita ha fulminado con la crueldad del azar. Mujeres y hombres que no merecían irse de la tierra después de haber trabajado tanto en ella, al filo de la jubilación, o justo después de esa esperanza pequeñita de la primera paga. Ancianos esperanzados tan solo en que alguien les dijera adiós estrechándoles la mano con ese calor que ellos perdieron. Todos se han tenido que marchar en la fría burocratización de sus camillas de aluminio, en la soledad sin medias tintas de su abandono cadavérico, en la injusta despedida de que sus familiares les supusieran un tránsito al otro mundo por el camino más corto.

Solo por todos ellos, mártires del COVID-19, deberíamos empeñarnos en empezar el año haciendo todo lo que esté en nuestras manos para frenar esa tercera ola que se avecina. Solo por todos ellos, que fueron tan de verdad como nosotros.