Por Jaime Palop Piqueras, consejero delegado Emasesa Metropolitana
La Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla (Emasesa) cuenta en la actualidad con una red de abastecimiento y saneamiento en torno a los 6.800 kilómetros de longitud. A eso hay que sumarle las tres estaciones de tratamiento de agua potable, las seis estaciones depuradoras de aguas residuales, los tres depósitos de aguas pluviales gestionados y que sirven para evitar inundaciones en la red de alcantarillado, los 29 depósitos que garantizan el suministro a los clientes y las 35 estaciones de bombeo que se utilizan para poder suministrar correctamente el agua a todas las poblaciones abastecidas. Toda una red de infraestructuras, en definitiva, que hay que mantener, renovar y modernizar para que puedan seguir eficientes y útiles para el normal desarrollo de la ciudad.
Uno de los trabajos rutinarios de Emasesa es chequear el estado de la red y reponer aquellos tramos que presenten deterioro en su estructura. Se trata de obras costosas, tanto por su importe como por su extensión en el tiempo, pero muy rentables a medio plazo si pensamos en las posibilidades que nos ofrecen.
Emasesa es una empresa pública y se debe a los vecinos y vecinas a los que sirve y con los que convive. Es nuestra obligación y nuestra responsabilidad tratar de mejorar la vida de los ciudadanos y de su entorno. Se trata de introducir la ética en la gestión y pensar no sólo en el presente más inmediato sino en la herencia que les dejaremos a las generaciones futuras. Para ello, más allá de las ventajas técnicas que tienen este tipo de actuaciones (reducción de los riesgos de fugas y, por tanto, ahorro de agua, mejora en la calidad del servicio, etc...), sirven como herramienta y vehículo para la transformación de la ciudad y de sus habitantes.
En la actualidad estamos invirtiendo en este tipo de actuaciones alrededor de 36 millones de euros, lo que se traduce en movimiento económico a nivel empresarial y, consecuentemente, fomento del empleo, revitalización de la economía y una considerable ayuda para salir de la crisis que estamos padeciendo desde hace años.
Asimismo, tanto los materiales de las redes como los de la posterior pavimentación de las calles, se están sustituyendo por otros más eficientes y sostenibles. Con ellos aseguramos un periodo de vida mucho más largo y seguro de las redes a la vez que contribuimos al cuidado del medio ambiente haciendo que el agua de lluvia, gracias al drenaje urbano sostenible, retorne al subsuelo de una manera más natural, enriqueciéndolo y evitando episodios de inundación.
Conscientes de las molestias que este tipo de obras suponen para los vecinos, no solamente les informamos de las incidencias que tendrán que soportar sino que nos reunimos con ellos y consensuamos medidas que ayuden, en primer lugar, a paliar dichos inconvenientes y, después y más importante, de la mano de la Gerencia de Urbanismo, a mejorar el entorno recuperando más espacio público para los ciudadanos y, en consecuencia, mejorando su calidad de vida.
Un ejemplo emblemático de esta nueva forma de actuar de Emasesa es la obra de construcción del depósito de retención de aguas pluviales en la avenida Kansas City que acaba de comenzar. Con esta actuación no sólo eliminaremos los tradicionales problemas de inundaciones en la cuenca norte de la ciudad sino que recuperaremos un espacio inutilizado y semiabandonado de la ciudad.
La superficie del depósito de retención, con una extensión de 7.000 metros cuadrados, se convertirá en un gran parque con arbolado, fuentes y parterres, un área polideportiva, una zona de juegos infantiles además de rehabilitarse el edificio que en su día fue sede de la asociación de vecinos para acoger allí un servicio de hostelería.
Este proyecto es fruto de las numerosas reuniones que, durante el último año, se han tenido con los vecinos de la zona. Ellos han sido quienes han realizado sus propuestas y quienes, dentro de año y medio aproximadamente, las verán realizadas. En Emasesa estamos convencidos de que la participación de los ciudadanos y su implicación en los proyectos son la clave fundamental para seguir construyendo una ciudad cada vez más saludable.