La carga de ayer de la policía de Marlaska a los agricultores y ganaderos extremeños que se manifestaron en Don Benito deja claro que también un gobierno de coalición socialcomunista puede dar leña a trabajadores que, teóricamente, les votan.
Recuerdo hace muchos años, mandando Felipe González, que se manifestaron unos trabajadores y cuando llegaron a Madrid tras andar cientos de kilómetros desde distintos puntos de Andalucía, los majaron a porrazos cerca del Congreso de los Diputados.
Siempre es una estampa poco agradable ver a la policía cargando contra manifestantes, pero si son trabajadores del campo, más aún porque solo quienes venimos de ahí, del jornal y las fatigas, sabemos muy bien lo duro que es el campo cuando llueve o cuando hace sol. Estas estampas emocionan a Pablo Iglesias, el hoy vicepresidente del Gobierno, como dijo hace algún tiempo. Se refería a cuando manifestantes les pegaban a la policía, y no al contrario.
Sería interesante saber qué piensa ahora, sentado en la poltrona del poder, de lo que pasó ayer en Don Benito, una tierra, Extremadura, tan castigada en general por el paro y dejada de la mano del Gobierno, por no decir de Dios, en asuntos tan vitales como el transporte en tren. Y hablando de emoción, lo que lo fue de verdad es la reacción de los agricultores y ganaderos con la policía, que a pesar de los porrazos se acercaron a ellos para hacerles ver que entendían su trabajo. Es la nobleza de las gentes del campo.