La vida del revés

Proteger a los hombres contra la violencia de género

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14 jun 2021 / 20:14 h - Actualizado: 14 jun 2021 / 20:25 h.
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Habrán oído alguna vez eso de ‘matar las moscas a cañonazos’. Ya saben que eso se dice cuando alguien quiere referirse a la exageración del método utilizado para conseguir algo. ¿Por qué matar una mosca con una bala de cañón pudiendo usar insecticida o un periódico enrollado? El objetivo es el mismo, es igual, pero la mosca puede palmarla con un esfuerzo menor, sin que sea necesario montar un circo costoso y peligroso.

También habrán escuchado lo de la igualdad entre hombres y mujeres; habrán asistido a disputas en casa, en la barra del bar, en la piscina o en debates televisivos. Y muchas veces habrán dudado de seguir apoyando esa opción igualitaria porque algo no terminaba de funcionar.

Vamos a imaginar que me nombran ministro de Interior. Y vamos a imaginar que lo primero que hago al tomar posesión es enfrentarme a una de las lacras más terribles de la sociedad actual, a la violencia de género. Sin contar ni con Dios ni con el diablo, decido asignar un policía a cada 10.000 hombres para protegerles y frenar esa violencia de género; y un policía por cada 10.000 mujeres por los mismos motivos. Esa misma tarde convoco una rueda de prensa para presentar el proyecto y media hora después de hablar con los periodistas, las ediciones digitales se llenan de peticiones de mi dimisión por torpe. Y es que no se puede tratar así un problema en el que, realmente, los casos de violencia de género los protagonizan los hombres que maltratan y matan a mujeres y niños en un porcentaje mucho más elevado. Podrá gustar más o menos, pero esa es la realidad. En el caso de violencia de género en la que la víctima es un hombre estaríamos en el caso anterior de la cacería de moscas con artillería pesada. No hay que pensar en la igualdad sino en la equidad.

Veamos qué dice el diccionario sobre la equidad. Dice ese diccionario que la equidad es una ‘cualidad que consiste en dar a cada uno lo que se merece en función de sus méritos o condiciones’. Y en una segunda acepción dice que es una ‘cualidad que consiste en no favorecer en el trato a una persona perjudicando a otra’. Claro. Es que un hombre y una mujer son diferentes. Punto. Y hay que tratar a cada uno de la mejor forma posible y con equidad. Otra cosa es que las oportunidades sean las mismas. Eso es otra cosa. Pero si las mujeres aspiran a ser bombero, las pruebas físicas deben ser las adecuadas. Si pedimos lo mismo a hombres y mujeres no estaremos buscando la igualdad. Al contrario. Y estaremos condenando a la mujer a no poder desarrollar un trabajo.

Es necesario tener cuidado con el lenguaje. Si no dominamos las palabras, si no conocemos su significado exacto podemos estar cometiendo errores en el momento de abrir la boca. Y leer es fundamental. Por ejemplo, para descubrir que esto que digo es superficial y muy discutible, conviene leer algo sobre feminismo en el que se desarrolle el concepto desde distintos prismas. Con esto quiero decir, entre otras cosas, que todo esto es un ejemplo y solo eso.

Y, ahora, a leer.