Tribuna

¡Que los anime su tía!

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23 ene 2022 / 04:00 h - Actualizado: 23 ene 2022 / 04:00 h.
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El deporte es “SANO“, ¡menuda novedad, eh! Ya, pero me refiero a “SANO“ en la más plena acepción del término porque nos ayuda a SAber más de NOsotros mismos y de los otros (”SA-NO“), además de ser saludable, claro. Y es que el deporte te enseña unos valores personales y sociales maravillosos.

De niña, yo jugaba al baloncesto; actualmente, me ha dado más por el running. Independientemente de la modalidad deportiva que practiques, hay un nexo en común: el espíritu de superación, ese que te lleva a conocerte mejor a ti mismo y a los demás porque si algo tienen los retos es que nos enseñan con quien podemos contar.

La pancarta de Sofía

Este curso, mi sobrina Sofía ha empezado a jugar al baloncesto en el equipo de su pueblo, le encanta entrenar y va por todas en cada partido. A veces gana y ¡otras aprende! pero siempre da lo mejor de sí misma (incluso cuando le hacen faltas, ¡bravo, Sofi!). Hace una semana tuvo partido, me dió tanto coraje no poder ir a verla que le dije con mucha convicción:

- ¡Ey, Sofía! Al próximo me presento con una pancarta.

Y, muy tranquila, me contestó:

- No se pueden llevar pancartas por respeto al otro equipo.

Su respuesta me dió pie a la reflexión. Veamos, en la vida se pueden conseguir las cosas por mérito propio (ej: eres un gran jugador y consigues marcar muchas canastas) o bien por demérito del otro (ej: no eres precisamente un crack pero es que el equipo contrario es un desastre y, a poco que hagas, ganas). No sé qué tipo de pancarta se imaginó Sofía en su cabeza, pero, indudablemente, a mí lo que me interesaba era animar a mi sobrina, un mensaje en plan: “¡Sofía, estamos contigo, ánimo campeona!”, es decir, yo quería centrarme en la perspectiva del mérito propio (el de Sofía) y no en el demérito del equipo contrario, ¿a quién se le va a ocurrir hacer una pancarta con un mensaje que dijera “¡pringaos, a vuestra casa!” dirigido a niños de 10 años? (ni siquiera dirigido a adultos porque, en el deporte, hay que tener deportividad, hay que saber ser buen compañero, buen perdedor y mejor ganador).

En fin, que me imagino yo que los niños del otro equipo también tendrán familiares que los apoyen. “A los otros que los anime su tía, ¡yo te animo a ti!”, concluí, entusiasta. Y es que, en la vida, siempre resulta mucho más gratificante conseguir las cosas por mérito propio que por demérito ajeno, y todo lo que sea el sano fomento de ese mérito personal, ¡bienvenido sea! Manténte siempre alejado del “zarzal de la pelea” que sólo sirve para enredar y hacer daño pero, desde luego, no hay que sentirse culpable por hacer un gran trabajo. Victorias y derrotas se van alternando con el suceder de los días y, querida Sofía, ten la certeza de que a los niños del otro equipo también los anima su tía.