Aviso a quienes se frotan las manos mientras maquinan pelotazos o matrimonios de conveniencia imaginándose habitantes de Jauja en el reparto del dinero procedente de la Comisión Europea para superar el destrozo económico causado por la pandemia covid. El próximo día 1 de junio comienza a funcionar un nuevo organismo supranacional que será el teléfono de la esperanza de quienes abogan por la rectitud en la gestión del bien común. La Fiscalía Europea. Tiene la competencia, con plena independencia, para investigar cualquier actividad y plantear enjuiciamientos penales cuando tenga indicios de posibles delitos contra el presupuesto de la Unión Europea. La asociación de amigos del compadreo y el fraude ya tiene un nuevo contrincante. Y con rostros de mujeres inflexibles como tarjeta de visita. La rumana Laura Kövesi está al frente de la Fiscalía Europea, tras destacar como fiscal anticorrupción en su país. Y como su mano derecha en España ha sido elegida Concepción Sabadell, la fiscal que encabezó en el 'caso Gürtel' las acusaciones contra Francisco Correa, Luis Bárcenas y demás compinches de la trama de contratos y sablazos a cuenta de presupuestos de administraciones públicas. Todos en la cárcel tras el primer juicio de esa trama.
La creación de la Fiscalía Europea es otro paso importante en la conformación de la unificación política, judicial, económica y social. Fue reglamentada en octubre de 2017, mucho antes de esta crisis y de la promesa de un maná para el desconfinamiento. Que en realidad ni será dinero entregado a fondo perdido ni para que se pierda sin fondo. Su arranque acontece en una coyuntura muy especial, y no solo en España. Al calor de la urgencia para alimentar en verano expectativas, aprobarse en otoño proyectos y transferirse con espíritu navideño los primeros miles de millones de euros, los discursos de gobernantes nacionales, regionales o locales en numerosos países ponen el foco en las promesas de bienestar y eluden referirse a la imperiosa necesidad de transparencia y justificación. Por eso, poniendo el parche antes que la herida, la vicepresidenta de Valores y Transparencia de la Comisión Europea, Vera Jourová, ha proclamado: “A partir del 1 de junio, los fiscales europeos bajo el firme liderazgo de Laura Kövesi tomarán medidas drásticas contra quienes cometan delitos que afectan al presupuesto de la Unión Europea, y se asegurarán que no se desperdicie ningún euro en corrupción o fraude”.
Se han marcado como objetivo inicial investigar 3.000 casos al año. Con especial atención a detectar fraudes relacionados con la cara oculta de gastos e ingresos. O con el IVA. O con la apropiación indebida, por activa o por pasiva, que afecte a los recursos financieros o presupuestarios procedentes de la Unión Europea. Y la primera declaración de la fiscal general europea, Laura Kövesi, es una advertencia a quienes intenten levantar barreras para que no se entrometa en cómo despachan los 'asuntos nacionales': “La Fiscalía Europea no es un organismo que haya sido creado para permitir que alguien guarde los casos en un cajón”. ¿Será por cajones?