La Tostá

Rocío Jurado y el cante jondo

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
02 jun 2021 / 07:49 h - Actualizado: 02 jun 2021 / 07:53 h.
"Flamenco","La Tostá"
  • Rocío Jurado. / EFE
    Rocío Jurado. / EFE

Con motivo del quince aniversario de la muerte de Rocío Jurado, ayer hubo opiniones para todos los gustos y de todos los colores en televisiones, emisoras de radio, prensa escrita y redes sociales. Nadie discute ya que fue la más grande de la copla, pero hay quienes se empeñan en hacerla también una especie de reina del cante flamenco, y, aunque la opinión es libre, no lo fue de ninguna de las maneras. Tuvo facultades para cantar cualquier palo de la baraja flamenca, pero jamás tuvo jondura o enjundia. Es verdad que cantó el flamenco siempre y que se ajustaba a los cánones cuando quería, pero le faltó el duende jondo.

Ninguna de las cantantes de la copla fue nunca una gran cantaora. Y no creo que pase nada por decirlo, aunque está la cosa que arde con lo de opinar en libertad. Hace dos días puse un comentario en mi muro de Facebook sobre los buenos padrinos de Manuel Lombo, que está hasta en la sopa, y sus seguidores me crucificaron. Que el Lombo es capaz de cantar palos flamencos, claro que sí. Y el número del Cupón de la Once si se encartara, porque tiene facilidad para cantar lo que sea necesario. Pero jamás será un cantaor por derecho y el hecho de que lo metan en festivales de flamenco, algunos de renombre, demuestra la incultura flamenca de esta tierra tan nuestra. En lo suyo es muy bueno y tiene éxito, pero en el cante jondo no aporta nada.

Rocío Jurado tampoco aportó nada al cante grande, a pesar de que lo intentó hasta con una antología de estilos. Es preocupante que haya andaluces incapaces de entender que lo suyo no era el cante andaluz serio, difícil, sino la copla, donde una voz como la suya, única, lo bordó todo con hilo oro de ley. Llegó a dominar algunos palos, como las alegrías o los tangos, pero poco más. Era una cuestión de creer o no en ella como cantaora, y nunca me convenció del todo. Además, cuando hablaba de cante se le notaba demasiado que chanelaba lo justo sobre el arte de Silverio y la Niña de los Peines. Al margen de estas opiniones, es innegable que hace quince años se fue una artista única, reina entre las reinas de la copla, con una voz entre el trueno y el rezo.