Sánchez Dragó es un teleñeco. Ha podido parecer, durante estos años, que era una persona de carne y hueso, pero no, que va, es un teleñeco disfrazado de escritor mediocre. Si Sánchez Dragó fuese un ser humano no podría afirmar en uno de sus libros que tuvo relaciones sexuales con un par de niñas en Tokio. De trece años de edad, concretamente.
Sánchez Dragó escribe como habla, es decir, Sánchez Dragó es un pedante escribiendo. Rebusca en el diccionario para parecer un escritor con profundidad aunque no consigue nada que no sea parecer un tostón sin interés alguno. Eso sí, se las ha dado siempre de erudito, de sabio, de cabeza privilegiada. Y en política resulta un cero a la izquierda (qué poético ser un cero a la izquierda para un sujeto situado en la extrema derecha de la política)
Hasta que no ganó un premio literario muy famoso y muy bien dotado económicamente, hasta que no pasó por la caja de Hacienda en la que se dejó la mitad del premio, Sánchez Dragó presumió de ser progresista, de haber peleado por las libertades en contra de la dictadura franquista. Pero pago una pasta y se nos hizo de derechas. Y, con el tiempo, se nos hizo de extrema derecha. ¡Lo que es tener que pagar impuestos!, eso deja las cabezas arrasadas para siempre.
La última vez que le vi iba subido a un coche de pedales, sí, no es broma, en uno de esos que alquilan para dar una vuelta por el parque más grande de la ciudad. En concreto, le vi en Madrid y fue cuando descubrí que, efectivamente, era un teleñeco disfrazado de ultraderechista pelirrojo. Ya era un abuelete y se iba durmiendo con el vaivén. Como hoy en la grada del Congreso de los Diputados. Por cierto, ha estado presente durante el debate para acompañar a su colega, Ramón Tamames. Y por si alguien le preguntaba alguna cosilla. Le mola la tele y eso. Dice que eligió al candidato para esta moción de censura alrededor de una copa de vino. Me lo creo.
Los yayo-politics se han lanzado al ataque para intentar salvar la patria. Seguramente, en el caso de Sánchez Dragó para intentar recuperar parte de lo pagado. Seguramente.