Los medios y los días

¿Se puede criticar al Rocío?

Image
28 may 2023 / 05:00 h - Actualizado: 28 may 2023 / 05:00 h.
"Los medios y los días","El Rocío 2023"
  • Imagen de archivo de la Virgen del Rocío en las calles de la aldea. / El Correo
    Imagen de archivo de la Virgen del Rocío en las calles de la aldea. / El Correo

Claro que sí, se puede criticar todo, o eso creo, al menos en la universidad pública nada es intocable, en mis clases es absoluta la libertad de expresión, me la hurta este gobierno con sus tabúes y prejuicios bodoques y neopuritanos, pero a estas alturas de mi vida –desde hace bastantes años- yo no le pido a nadie el carnet de identidad, puede expresarse como quiera siempre que su lengua guarde respeto. Y expresarse como quiera es eso, precisamente, como lo desee, porque la ciencia social –en mi caso la Comunicación y la Historia- no pueden avanzar con melindres, sean conservadores o progresistas. Criticar además no es por fuerza poner a caer de un burro a alguien, un crítico social destaca lo negro, lo blanco y lo gris. Y basta de rollos introductorios.

Podría quejarme de las incomodidades y hasta cabreos que para los ciudadanos no rocieros supone el hecho de que miles de personas lo detengan todo por ir a su avío; que en lugar de hacerlo en silencio y a horas solitarias para que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda, o viceversa, lo celebren a plena luz del día con o sin acompañamiento cohetero y campanero. Esos días da igual que alguien trabaje de noche, esté enfermo, con insomnio y deba trabajar temprano o vuelva de currar cansado por la tarde. Podría lamentar que existan bastantes pequeños empresarios y autónomos que se olvidan de trabajar una semana o más y no es que dejen a alguien en su lugar por si el servicio público que ofrecen se necesitara. No, es que cierran ese servicio, se marchan y luego se quejan de lo mal que va el negocio.

Podría preguntarme qué responsabilidad tiene la TV y los distintos negocios ante el hecho de que la virgen esté en la calle a las dos de la madrugada y entonces ya no sea exactamente el lucero del alba. Hasta podría ponerme en plan progre del todo y afirmar que un pueblo que se entrega tanto, tanto, a este tipo de tradiciones no está preparado para afrontar el siglo XXI que, miren, no lo he inventado yo sino la evolución del sistema de mercado que es el que defienden los dos partidos mayoritarios a los que los romeros más apoyan con sus votos.

Todo lo anterior está sobre la mesa y aun así no va mi artículo sólo por esos derroteros. Sería demasiado superficial. La devoción al Rocío como solemnidad y a su imagen tan ensalzada enlaza con la emoción primera y más profunda que ha sentido el ser humano: la incertidumbre, incluso el temor, el miedo. A esto lo he llamado en mis trabajos universitarios Teoría de los Inicios. Cuando el humano abre sus ojos a su medio ambiente –en eso que se llama el inicio de los tiempos y antes- lo primero que observa son fenómenos que lo llevan a hacerse preguntas y esas preguntas lo obligan a crear ideas, entes, a los que dota de vida ante las angustias que la vida le provocan.

Eso sucedió al principio y sigue sucediendo ahora. Sostienen los filósofos del empirismo que, resumiendo, el ser humano ha pasado por tres fases en su deambular: la fase mitológica, la fase de abstracción filosófica y la fase empírica que es la que ellos representan: todo lo que no pueda ser demostrado es hipótesis y, en realidad, no existe. Esto no es más que filosofía y ya saben ustedes que es algo inútil por mucho que le hayan dado este año el Premio Princesa de Asturias de Comunicación a un pensador como Nuccio Ordine. ¡Qué narices le importa a la gente la obra de Ordine! Ni mis alumnos –estudiantes del último año de carrera en Periodismo- sabían no ya quién es Ordine sino a quién le habían dado el premio de la disciplina a la que persiguen dedicarle la vida.

Por tanto, cómo voy yo a cuestionar que un elevadísimo número de personas busque cobijo espiritual, sosiego, esparcimiento, diversión y huidas varias en unos días de algarabía en los que van a olvidarse –o eso tratan- de las adversidades de la existencia cotidiana. La gran atracción que ahora y en el futuro va a despertar Andalucía para sus gentes y para el turismo es ese conservar tan magistralmente sus tradiciones. En tiempos de tribulaciones alguien tiene que no hacer tantas mudanzas. La población mundial occidental está llena de incertidumbres. Aquí se le pueden atenuar por unos días y eso deja dinero. Ahora a rogar para que se den las menos pandemias y recesiones mundiales posibles.