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Desvariando

Ser críticos es fundamental

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
09 ago 2020 / 09:07 h - Actualizado: 09 ago 2020 / 09:09 h.
"Desvariando"
  • Ser críticos es fundamental

Creo que una de las cosas que mejorarían a España bastante es que no dejemos de ser críticos con los gobernantes, con todos, de cualquier pelaje ideológico. Y no solo con los que gobiernan el país, sino con los medios de comunicación y con todas las instituciones, públicas o privadas, que hacen que todo funcione o que no funcionen. Los monárquicos, que son millones en España, son incapaces de ser críticos con el Rey Juan Carlos I, con el argumento de que ha hecho mucho por España. Claro, es lo que se espera de un rey, que haga mucho por su país. ¿Para qué serviría, entonces? Pero si hay que criticar sus chanchullos económicos y su conducta, y con el Borbón padre hay para hincharse, ¿por qué no ejercen sus derecho a criticar y a protestar los propios juancarlistas?

Anoche sentí vergüenza ajena viendo en La Sexta Noche cómo Francisco Marhuenda, el director de La Razón, lo defendía de una manera inexplicable, sin el más mínimo sentido crítico, porque es un monárquico insobornable, y me parece estupendo que lo sea. Pero, oiga, es usted el director de un diario de tirada nacional, sea un poco más imparcial. Juan Carlos I habrá hecho mucho por España y la democracia, y en eso estamos de acuerdo hasta los que no somos nada monárquicos. Pero en muchos aspectos ha sido una vergüenza y no pasa nada porque sea criticado. Como no pasa nada porque se critique al presidente del Gobierno por su gestión en la crisis sanitaria y el hecho de que en plena etapa de rebrotes de contagio se vaya tres semanas de vacaciones a una mansión de lujo, cuando hay millones de españoles que no solo no se pueden ir tres días a una casita rural, sino ir al supermercado o comprarle ropa a sus hijos en un baratillo.

Critica a Sánchez y serás tildado de facha o franquista. O a Pablo Iglesias, el líder de Unidas Podemos, que está siendo investigado por la Fiscalía debido a irregularidades con la caja y la financiación del partido. No exagero si digo que empieza a ser muy peligroso criticar al Gobierno actual, sobre todo si andas en las redes sociales. Hace varias semanas un podemita de Morón me dijo que era “un fascista de mierda”, por criticar algo de Iglesias. Me pensaría de ir a este pueblo al que tanto quiero por temor a encontrarme con este enfermo que cree que ser de izquierdas le da derecho a pensar que está por encima del bien y del mal y a amenazar a la gente que piensa de manera distinta a la suya. Precisamente en Morón, donde hace cuarenta años conocí a una izquierda comprometida con la libertad y de una enorme capacidad de lucha. Gente del SOC (Sindicato Obrero del Campo) y del PTA (Partido de los Trabajadores de Andalucía), que era tremendamente respetuosa con las demás corrientes de pensamiento ideológico y social.

Ser críticos con el Gobierno, o no serlo, se debería ver como algo normal en un país de ciudadanos libres. La Monarquía ha dado motivos más que sobrados como para recibir críticas e incluso pedir que el pueblo decida en referéndum si la quiere o no la quiere. Ser antimonárquico no es ser antiespañol, sino ser crítico con una institución con sus luces y sus sombras. Y ser crítico con Pedro Sánchez no es ser antisocialista, sino exigente con un señor que miente más que habla y que nos ha metido en un lío del que vamos a ver cómo salimos.

Dijo Montesquieu, que el hombre de talento es naturalmente inclinado a la crítica, porque ve más cosas que los otros hombres, y las ve mejor. Ser críticos es, pues, fundamental en un país donde está permitido tener tu propio criterio sobre las cosas que importan y duelen.