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Los medios y los días

Sevilla, pobreza, drogas

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05 jun 2021 / 04:00 h - Actualizado: 05 jun 2021 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • Plantas de marihuana en Su Eminencia.
    Plantas de marihuana en Su Eminencia.

Hace pocos días, los medios -Diario de Sevilla, Abc y El Correo de Andalucía- me indican: Cáritas advierte, en su informe 2020, del agravamiento de la pobreza y la exclusión social en Sevilla. Un indicador demoledor: las familias que necesitaron acudir a Cáritas aumentaron el pasado año un 26,6%. La inmensa mayoría de los casos requirieron ayuda para cubrir necesidades básicas, alimentos.

Estos son los datos de la labor social de la entidad de la Iglesia el año de la pandemia: 17.707 familias atendidas a través de las 251 Cáritas parroquiales distribuidas por toda la provincia. Una acción de la que se beneficiaron 50.773 personas y que supuso una inversión de 4.882.816 € (3.851.816 € de Cáritas parroquiales y 1.031.000 € del Fondo de Cáritas Diocesana), destinada principalmente a recursos básicos como la alimentación (71,39% más que en 2019) o gastos derivados de la vivienda (18,67% más que en 2019).

Cáritas recuerda que, hace poco, el INE publicaba los quince barrios más pobres de España, seis de los cuales se encuentran en Sevilla. Una lista que, además, vuelve a encabezar el Polígono Sur.

La atención en estos barrios se ha llegado a duplicar. En los momentos más difíciles ha estado cerca de triplicar a las personas atendidas. Situadas en las zonas más empobrecidas, las parroquias de Polígono Sur, Torreblanca y Tres Barrios han pasado de atender a 1.428 familias en 2019, a 2.542 familias en 2020.

Los pobres se multiplicaron más de un 25% en Sevilla por culpa de la pandemia. El informe de Cáritas en 2020 ofrece un panorama dramático en la provincia, cuando fueron atendidas 50.000 personas en exclusión social. En la mayoría de los casos, las familias atendidas responden a los siguientes perfiles: en situación de desempleo de larga duración con problemas añadidos, dependientes de ayudas sociales o prestaciones no contributivas que no dan cobertura a las necesidades más básicas, familias con menores a cargo -monoparentales, separadas- con bajo nivel de estudio y sin empleo o con trabajos precarios, presencia de problemas de salud mental o migrantes con solicitud de asilo y protección internacional denegadas, aunque con formación elevada. La brecha digital ha sido clave para hundir más a estas familias en un año fundamental para poder mantener el contacto laboral, educativo y hasta afectivo. De ahí el absentismo escolar. Pero, también, se ha visto reflejado en la imposibilidad de realizar la tramitación online de las prestaciones como el Ingreso Mínimo Vital, los certificados del SEPE o las citas previas con la Administración.

Casi al mismo tiempo, los medios también me comunican lo siguiente: “Seis detenidos en Sevilla de un clan familiar con 574 plantas de marihuana, 170 kilos de cogollos y dos pistolas”. La Policía Nacional ha desmantelado una gran instalación de cultivo de marihuana oculta en una nave y un chalé de la zona de Su Eminencia de Sevilla capital, siendo incautadas 574 plantas y cogollos de marihuana que arrojaron un peso aproximado de 170 kilogramos, así como dos pistolas, casi 400 cartuchos de diferente calibre y varias armas blancas, extremos por los que han sido detenidas seis personas pertenecientes a un mismo clan familiar.

Entonces consulto datos del Ministerio del Interior sobre la venta de droga en Sevilla y encuentro este gráfico: un subidón de denuncias por tráfico de drogas en 2021.

Sevilla, pobreza, drogas

Y me pregunto: ¿si yo estoy entre los pobres de solemnidad que Caritas cobija, me sentiría tentado a vender droga para mantener a mi familia? Por supuesto, y lo haría si pudiera porque lo primero es mi familia. Me acuerdo del filósofo Antonio Escohotado, defensor desde hace años de la legalización, que afirma: “hasta bien entrado el siglo XX, el opio es la piedra filosofal de la medicina, el principal regalo divino a los terapeutas, tanto agnósticos como judíos, cristianos y musulmanes. Concretamente, hasta la Convención Internacional de 1971, pues desde ella «carece de uso médico y científico». Media línea se cargó una tradición de 4.000 años en todos los continentes”. Y concluye: “No hace falta legalizar. Deroguemos la prohibición, como se derogó la Ley Seca”. Y nos recuerda que The Economist, una revista liberal de mucho prestigio, ha publicado dos portadas en favor de la legalización de las drogas.

Para Antonio Escohotado, España es uno de los países que más marihuana fuma de Europa. «Holanda, que la tiene legalizada fuma un 20 por ciento menos que España», dijo. Asimismo, cree que no hay que poner límites al consumo, aunque puntualizó que el consumo es un «asunto de conocimiento y amor propio. La marihuana y todas las demás drogas, empezando por el alcohol».

Esto es lo importante, no si hay que hacer elecciones ahora o quién pone la lavadora en marcha, si hombre o mujer, porque este gravísimo problema es la semilla del aumento del desorden futuro, una bomba de relojería y una vergüenza, ¿o es que creemos que hay que seguir tapando nuestras vergüenzas con dinero público y dejándole la carga a Cáritas? ¿Se le puede llamar democracia a esto? La democracia es la dignidad de todo ser humano y ya ven cómo están pisoteando a miles de sevillanos, si nos ceñimos sólo a Sevilla. Porque esto ya estaba ahí antes de la Covid-19. Pero nada, subamos la luz y sigamos creando empleos precarios que ya Cáritas repartirá velas para iluminarse y comida para poder seguir siendo demócratas. Pero no nos extrañemos tampoco de que cada vez los cacos señalen más casas en las que robar o aumenten los hurtos en los polígonos industriales.