Los medios y los días

Siempre hay adoctrinamiento

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20 ene 2020 / 06:09 h - Actualizado: 19 ene 2020 / 11:13 h.
"Los medios y los días"
  • Siempre hay adoctrinamiento

“Adoctrinar: inculcar a alguien determinadas ideas o creencias” (RAE). O sea, que toda la vida nos están adoctrinando y a su vez nosotros adoctrinamos a los demás siempre que podemos (anda, he dicho podemos y Podemos ahora puede adoctrinar desde Moncloa). Pero hay que puntualizar: una cosa es persuadir de forma positiva o negativa y otra adoctrinar, una cosa es intentar adoctrinar cuando el cerebro es una tabula rasa –que nunca lo es pero, bueno, vamos a no enfadar a Aristóteles- y otra cuando ya está experimentado o bien amueblado, como diría Michel de Montaigne, concretamente afirmaba: “Prefiero una cabeza bien construida a una cabeza bien llena”, y apunto su frase porque en estos tiempos solemos tener una cabeza bien llena pero no bien construía, he ahí el adoctrinamiento de nuestros días contra el cual no sé si Vox o algún otro partido, institución o ser humano –tenga o no nombre de diccionario, como Vox- posee algún pin.

En mi caso, primero me adoctrinaron las hermanas Salesianas y luego los Hermanos Maristas. No me quejo porque había buenos profesores, pero, coño, todo era pecado menos darle dinero a la Iglesia o a ambas fundaciones religiosas. Aun así, ahora me doy cuenta de que cuando entré en la universidad yo llevaba ya un nivel alto de formación gracias a mis religiosos y religiosas educadores, ya lo quisieran para sí miles de universitarios en la actualidad y no son cosas de viejo porque, por ejemplo, en el mundo del periodismo y en otros mundos universitarios de hoy, se cometen faltas de ortografía elementales y la Fundeu de la Agencia Efe tiene que estar aclarando errores de redacción que me asombran porque yo los tenía superados desde que “El Pelao” nos vendía en el recreo bocadillos de mejillones en el antiguo colegio que Los Maristas tenían por San Pablo-Reyes Católicos.

Eso sí, aquel adoctrinamiento me lo dieron –en gran parte- cuando yo no tenía defensas ni alternativas mentales. Lo mismo que ahora pretende consumar el posmodernismo dictatorial que representa el PSOE y Podemos. Ellos son ahora los que tienen la verdad, los que dicen que vas a ir al infierno si no asumes los planteamientos de los homosexuales, lesbianas, feministas, etc., constituidos en lobbies de poder no sólo en nuestro gobierno y en nuestro régimen pseudodemocratico sino en Hollywood y otros lugares. Porque a ver si nos enteramos: no se protesta contra la educación en el respeto a la diversidad y a la mujer sino contra la forma en que se lleva a cabo esa educación.

A mis hijas ya las han adoctrinado, hay hasta profesores que hablan en femenino durante todo el curso, ni puto caso a la RAE, es machista. Cuando ellas me lo contaron me hizo gracia porque no estamos luchando contra la razón ni contra argumentos sino contra la estupidez, contra la tara, contra el trauma que se proyecta hacia niños, jóvenes y mayores. Y contra el todo vale de los medios de comunicación con tal de ingresar por publicidad.

Como dijeran hace ya decenios expertos como Martín Barbero o Schiller, no hay programa inocente cuando en teoría se supone que nos estamos entreteniendo. Hay adoctrinamiento para tener mucho dinero sin trabajar (lotería, euromillones, cupones y demás muestras de pan y circo). Hay adoctrinamiento de ganancia fácil para consumir en los llamados concursos, excepción hecha del maravilloso Saber y ganar cuyo título lo dice todo: primero tienes que saber para luego ganar. Hay adoctrinamiento en las numerosas películas feministas que largan las cadenas generalistas en horario de tarde, sobre todo. El varón es idiota, no entiende nada, la protagonista es ella que sufre pero lo arregla todo.

Entonces, ¿qué hacemos? Porque a mi después de Salesianas y Maristas me adoctrinaron en Marx y he tenido yo que descubrir que la alternativa proletaria es una chorrada de tomo y lomo y que eso de defender por sistema al pueblo y a los obreros es dejar en la indigencia al otro diferente, al que piensa por sí mismo, al crítico, al librepensador.

¿Dónde están las instituciones libres de enseñanza? Porque ni el patriarcado es exactamente lo que dicen ni la homosexualidad debe tener privilegios ni el feminismo es feminismo, en todo hay tonalidades grises, aspectos positivos y negativos, si Alexandra Kolontai o la misma Simon de Beauvoir levantaran la cabeza, les iban a dar poco a estas demagogas oportunistas que manchan el nombre de la lucha silenciosa y pertinaz de las mujeres y los homosexuales a quienes todos apoyamos cuando vamos de la mano. Las feministas de mis tiempos jamás me dijeron ni algo parecido a lo que me espetó hace años la primera feminista que conocí, a poco de conocerla: “Como los hombres pensáis con la picha, nosotras debemos pensar por vosotros”. Bueno, no dijo picha, dijo otra cosa.

Eso sí, vamos a ver, si hay pin para los colegios públicos también tendrá que haberlo para los privados y concertados, supongo, porque el derecho de todo ser humano es ser educado en el pluralismo de ideas, el niño y el joven deben saber todo lo que dijeron los grandes cerebros de la Historia –les guste o no a los papás- y luego son los papás los que deben hacerles pensar pero que sean los niños los que busquen y encuentren su camino. Qué bonito es decir esto, ¿verdad? ¿Y cómo se consigue? De ninguna manera, porque padres y políticos –por lo general- desean poder y para tener poder hay que alienar a los demás, que mi hijo/a se parezca a mí, así se está más a gusto que tener que estudiar y prepararse para hacer posible que el nuevo ser humano que va creciendo se parezca a él mismo, a nadie más que a él mismo, y eso se puede lograr mediante enseñanzas e interpretaciones plurales donde nada de nada esté vetado. O sea, una quimera, ¿verdad?

En el fondo, uno está más solo que la estatua de la libertad. Venga el gobierno con su educación en los nuevos dogmas o venga el pin de Vox, tendrá que ser uno mismo el que se forme en el futuro, algo que es sólo asunto de minorías. Por eso –también- no somos iguales.