La Tostá

Siempre nos quedarán las peñas

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
03 oct 2022 / 09:41 h - Actualizado: 03 oct 2022 / 09:45 h.
"Flamenco","La Tostá","Bienal de Flamenco"
  • Perico el Pañero.
    Perico el Pañero.

En vista de cómo está el flamenco en general, los aficionados tenemos que cuidar las peñas, con tan mala prensa. Es verdad que algunas no son presentables y que otras no dejan de ser tablaos encubiertos, compitiendo incluso con los oficiales, pero hay otras peñas que son verdaderos templos del arte. Ayer pasé la tarde en la de Coria del Río, Paco Mazaco, de la que soy socio, y disfruté de verdad de un gran recital de cante y guitarra con Perico el Pañero y Jerito Carrasco. Habríamos cuarenta personas, no más, en su mayoría aficionados, buenos degustadores de cante jondo, entendidos, y fue una gozada. Perico el pañero, de Algeciras, es un cantaor gitano que conserva el tesoro del cante casero, de su propia familia, de su padre –el ya fallecido José el Pañero–, y un enamorado de artistas como la Niña de los Peines, Tomás Pavón, Antonio Mairena o Manuel Torres. Manuel Carrasco, Jerito, es hijo del Niño Jero, el gran guitarrista jerezano al que llaman Periquín. Les aseguro que dieron todo un espectáculo de buen cante y guitarra de acompañamiento, en familia, sin tonterías, y los aficionados se lo pasaron maravillosamente. Los hubo que habían estado en la Bienal y se fueron diciendo que necesitaban un atracón de arte genuino para olvidar el desastre. Y es que el magno festival sevillano ha tocado fondo, aunque se llenen los teatros. Hay quienes lo perdonan todo si se llenan los teatros, si se venden entradas, si vienen los guiris a dejarnos algunos millones de euros en divisas. Pero un buen aficionado no solo tiene que pensar en eso, sino en el arte. Es perfectamente compatible que Vicente Amigo llene un teatro, con que Perico el Pañero y Jerito nos colmen el gusto en una buena peña donde no caben más de cincuenta personas, donde además no pagas nada, solo los socios. Hay que mimar estos espacios, exigir que tengan ayudas públicas, porque el día que desaparezcan nos vamos a enterar de lo que vale un peine. El cante jondo, andaluz, gitano o flamenco es una joya de la cultura andaluza codiciada por cientos de miles de ciudadanos del mundo entero. Tenemos la suerte de que es nuestro, que aún hay cantaores de calidad, como Perico, y hay que cuidar a estos intérpretes que conservan el cante tradicional, el que duele, el que emociona. También la Bienal, lógicamente, porque da de comer a muchos profesionales y es una muestra de altura. Pero los aficionados tienen que exigir que esté en buenas manos, que no se olviden del flamenco más genuino, el que nunca muere. Y, sobre todo, que no nos estafen con falsos ídolos que vienen en ocasiones a llevárselo calentito.