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La vida del revés

Susana Díaz dejó olvidadas unas facturas en el cajón

Según el último informe de fiscalización de la cuenta general de la Junta de Andalucía elaborado por la Cámara de Cuentas, el relativo al ejercicio 2018, las facturas que no pagó el Gobierno de la Junta de Andalucía que presidía Susana Díaz, ascienden a la bonita cifra de 1.500 millones de euros

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30 jul 2020 / 11:42 h - Actualizado: 30 jul 2020 / 13:00 h.
"Opinión","Corrupción","La vida del revés","Susana Díaz"
  • Susana Díaz. / EFE - Archivo
    Susana Díaz. / EFE - Archivo

Fueron 37 años de gobiernos ininterrumpidos del Partido Socialista Obrero Español. Eso no puede traer nada bueno. Y si todo podía ser regular o malo, gobernar durante los últimos años dependiendo de terceros, convirtió la situación en un desastre colosal.

Andalucía sigue soportando una tasa de paro escalofriante, sigue a la cola en cuanto a resultados académicos de sus niños y jóvenes, la corrupción política ha llegado a unos niveles que van de lo escandaloso a lo doloroso, la sanidad andaluza posee unas carencias preocupantes...; y casi todo esto es una herencia que los socialistas endosaron a los que llegaban después de pactar PP, Ciudadanos y Vox. Demasiado lastre después de tantos años gobernando. No es que el Gobierno de Juanma Moreno Bonilla sea una maravilla, no es que ese pacto no resulte más que lamentable al aparecer Vox en una ecuación difícil de digerir; pero el peso del pasado es notable.

El último informe de fiscalización de la cuenta general de la Junta de Andalucía elaborado por la Cámara de Cuentas, el relativo al ejercicio 2018, arroja un dato que deja helado a cualquiera: Susana Díaz dejó olvidadas en un cajón, facturas por valor de 1.500 millones de euros. Corresponden a gastos al margen de las consignaciones presupuestarias y al margen de las cuentas oficiales. Casi 600 millones de euros corresponden a la Junta de Andalucía y algo más de 832 millones a diferentes agencias administrativas y de régimen especial.

La cifra es una vergüenza. La gestión que esconden esos números es nefasta. La desvergüenza de los políticos socialistas involucrados en estos asuntos resulta de tamaño sideral y, todavía, hay que escuchar a los que dicen que denunciar esto forma parte de una campaña de acoso y derribo contra los socialistas españoles. La ceguera que padecen algunos es fruto de una polarización exagerada en la sociedad española que no puede traer nada bueno.

Todo es una noticia espantosa que solo abunda en lo que ya sabíamos desde hace tiempo. Menos mal que el alterne, la coca, los gastos en objetos de primera necesidad como joyas o ropa interior, se pagaban al contado. Si no fuera así, esos 1.500 millones se convertirían en una cifra astronómica.

Produce angustia saber que hemos estado en manos tan sucias. Produce terror saber que esto se puede volver a repetir puesto que los casos de corrupción política (de unos y de otros) ya no se pueden contar sin correr peligro de equivocación. No hay solución mientras en España se siga votando sin criterio, mientras cualquiera pueda hacer carrera política sin garantía alguna sobre su honestidad o respecto a su capacidad de gestión. Estamos atrapados en una espiral perversa.

Cerca de 50.000 muertos durante la pandemia; una gestión nefasta de la crisis sanitaria por parte del Gobierno y, ahora, por parte de las Comunidades Autónomas; una situación económica preocupante; un número de parados propio de una república bananera; y, ahora, nos vuelven a recordar que nos gobierna una banda sin escrúpulos. Vaya panorama.