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Kylian Mbappe, tras perder la final del Mundial de Fútbol Qatar 2022. EFE/ Juan Ignacio Roncoroni
Tre-pi-dan-te así definiría la final del Mundial de Qatar y si eso era lo que yo pensaba... No quiero imaginar lo que sería estar en la piel de un hincha argentino o un francés. De repente, te ves 2-0 y en un pestañeo... ¡zas! 2-2, me quedé alucinando cuando Mbappé marcó 2 goles en menos de 3 minutos ¡qué pasada! y, aún así, perdió el partido. Me resultó impactante ver la imagen del delantero galo tirado en el banquillo o el gesto sombrío con el que recogió su trofeo al mejor goleador del Mundial, ¡había hecho un magnífico trabajo! No me parecía justo para él que se sintiera así, ¿no te ha pasado alguna vez algo similar?
Cuestión de movel el foco
Me refiero a que, dando lo mejor de ti, poniendo todo de tu parte y, aún así, las cosas no salen como esperabas. Lo sé, te enfadas, fastidia, te frustras, da coraje pero ¿significa eso que eres un desastre? en absoluto, lo único que se pone de manifiesto es tu valentía y tu capacidad para encarar los desafíos, deberías de sentir orgullo por tu habilidad y entereza y nunca bajar la cabeza. Volví a mirar la imagen de Mbappé hecho polvo en el banquillo, empaticé con él, era como un espejo, un reflejo de ese «yo derrotado» que, a veces, se siente solo, aislado, incluso cuando ha demostrado su mejor versión y se empeña en centrarse en lo único que no ha conseguido en lugar de tomar en cuenta todas las cosas que sí ha logrado... ¿Por qué nos ocurre eso? ¿por qué nos enfocamos más en lo malo que en lo bueno? Quizá sólo es cuestión de mover el foco y ponerlo donde debe estar: iluminando directamente nuestro afán de superación, esa genial habilidad de no tirar la toalla incluso cuando todo a tu alrededor falla.
¿Dónde está la victoria?
Por supuesto, todos queremos ganar, a todos nos encanta que las cosas salgan justo como las planeamos pero, es posible que la verdadera victoria no se encuentre en el resultado de un partido sino en cómo lo jugamos, en la forma de ser y hacer que demostramos sobre el terreno de juego, en las habilidades que descubrimos y desarrollamos durante el camino... La verdadera victoria reside en la manera en que construímos nuestra trayectoria.
Yo te Mbappentiendo.