Tres generaciones

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08 jul 2021 / 08:13 h - Actualizado: 08 jul 2021 / 09:19 h.
"Tribuna"
  • Silvia Cosio
    Silvia Cosio

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Comienzo siempre con el mismo título que ponen los organizadores, porque entiendo que son suficientemente significativos de cuáles son sus intenciones o hacia donde van a ir los contenidos de la exposición y más que nada en esta, que se centra en una o varias obras de una serie de autores que se relacionan entre sí generacionalmente desde el punto de vista de las artes. Ya veremos después si también coinciden con las biológicas.

Tres generaciones
Silvia Cosío

Las tres generaciones que se han reunido ahora en la Galería BIRIMBAO, ocupan no obstante un arco temporal que va desde los años 80 del siglo XX, hasta fines de la primera década del XXI, aunque como puede verse, todos continúan en activo.

El concepto generación y por contra a lo que pudiera pensarse, en arte no tiene nada que ver con el nacimiento, sino con los años en que comenzaron –en este caso- a pintar. Generalmente es una clasificación que se da a posteriori, cuando ya ha fraguado y se tiene perspectiva histórica, como por ejemplo ocurre con la Generación del 27, la de Entreguerras, etc.

Tres generaciones
Javier Parrilla

Sin embargo aquí tampoco nos sirve esta clasificación, porque no formaron en su día –ni lo forman ahora- un grupo cohesionado que se reuniera a pintar o expusieran juntos como hicieron las generaciones antes mencionadas, en torno a un personaje o hecho concreto como fue el aniversario de GÓNGORA y la famosa reunión en el Ateneo de Sevilla.

Lo que ocurre aquí es que todos pintaban o fueron pintando, a partir de cada una de esas décadas y por tanto, entran en ellas sin que necesariamente deban adscribirse a un grupo formado expresamente como tal.

Lo cierto es que tres generaciones abarcan un periodo suficientemente amplio de tiempo como para que se aprecie hacia donde han ido y van la pintura y hecha en Sevilla, porque esta exposición además de resaltar los posibles giros generacionales, puede leerse como una exaltación a ese arte que todavía convive con los nuevas formas de expresión, pero por lo que puede verse en los centros de arte y en algunas exposiciones, cada vez es más minoritaria.

Tres generaciones
Virginia Bersabé

Ante tanto vídeo, instalaciones, happenings, (es)cultura líquida o expandida, etc. realizar hoy un lienzo tiene algo de resistencia, de lucha con las dos dimensiones, con las formas y los materiales aplicados sobre ellos, partiendo del óleo, acrílico, o las mixtas con ceras, pasteles, la digitalización y cuantas cosas se quieran.

Las tres generaciones, no contemplan la de los más mayores que formarían la cuarta o la quinta -las antecesoras- como podría ser y sin ir más lejos, la que se integra uno de los asiduos pintores que exponen aquí como es FRANCISCO PEINADO, quien sería un extraordinario representante de aquellas, por lo que significa su pintura y por lo que sigue transmitiendo a las nuevas.

Las tres generaciones parten pues, de autores que están en la plenitud o comienzan a estarlo tanto de su proceso artístico como vital, alcanza a los jóvenes y con los que hasta que no lleguen los novísimos, las últimas que se han incorporado al panorama de las artes plásticas, alguno de los cuales internacionales.

Siempre es difícil organizar una colectiva. Primero para los directores de la sala o los galeristas porque aunque se proponga un tema común, una técnica o un formato, etc., a todos los artistas invitados, siempre quedan cuestiones como las del estilo, de qué autor exhibir al lado de otro, o de que obra colocar junto, enfrente o entre las siguientes.

Tres generaciones
Mané Pérez Tapia

La segunda dificultad se refiere a los autores, a quienes puede que les agrade el lugar donde han situado a su obra (o no) y el autor que tienen al lado (o tampoco), bien porque le haya tocado en suerte estar en la pared o sala principal, bien porque la hayan colocado en un rincón sin tanta importancia -al menos en lo que respecta al espacio (o a las condiciones espaciales)- y también y entre otras cosas, porque pudiera darse el caso de que alguno creyera que su firma –consolidada a base de éxitos, premios y prestigio adquirido por los años que lleva en activo y por los museos donde se encuentra representado- iba a devaluarse en cierto modo si se coloca junto a un principiante o de alguien que considere que no está aún a su altura estratosférica.

Claro que para este último, el que lo sitúen junto a un gran maestro consagrado, es un honor del que puede que crea o ciertamente haga, el que se realce su carrera por una de estas casualidades arbitrarias, que suceden algunas veces sobre todo en los años bisiestos.

En esto –además de dar a conocer al público en general y a los coleccionistas y aficionados en particular- consiste esa cita a ciegas que tiene lugar cada vez que se abre una muestra en cualquiera de cada uno de estos lugares, sin cuyos AGENTES CULTURALES, y estos sí que lo son y con mayúscula, facilitan al exponer a los artistas que ellos llaman y a los que les dan al menos la posibilidad de visibilizarse.

Tres generaciones
Juan José Fuentes

Por último y otra de las dificultades, va referida a quienes tengan que comentar la exposición en la prensa periódica o en cualquiera otra plataforma, en el caso de que la muestra esté organizada con artistas de variopinta procedencia, de que cada autor/autora se exprese con cromatismos tan opuestos y con modos de trabajar los materiales tan distintos, que se haga casi imposible establecer un guion, pues cada uno de los participantes va por una línea con lejana conexión en el mejor de los casos con los demás.

Valga todo este preámbulo para advertir a quien vaya a visitar esta exposición en la Galería BIRIMBAO –calle Alcázares, 5 de Sevilla, de 11 a 13,30 y de 18 a 21 de martes a viernes y hasta el 9 de este mes- que si es ya difícil organizar una colectiva de una generación, mucho mayor será el caso en que se exhiban representantes de las tres últimas generaciones que conviven con nosotros.

Tres generaciones
Manolo Cuervo

En la muestra están mezclados, por eso mismo no los relaciono por el D.N.I., dejando para la imaginación si JAVIER PARRILLA es más joven que JUAN JOSÉ FUENTES; si lo es VIRGINIA BERSABÉ con respecto a SALOMÉ DEL CAMPO; SILVIA COSÍO que MANOLO CUERVO; ALBA CORTÉS que MOISÉS MORENO: MANÉ PÉREZ TAPIA que ALBERTO MONTES; ANDRÉS APARICIO que FENANDO CLEMENTE; o JAVIER BUZÓN que IMÓN BOY o MANUEL M. ROMERO: los quince autores que son los que participan en la muestra que cierra esta temporada tan atípica, que tanto ha afectado a los artistas, los galeristas, y al arte mismo por extensión, aunque como puede verse, este es mucho más fuerte que el c-19.

En la muestra pues confluyen elementos extraídos del lenguaje pop, del minimalismo, de la abstracción geométrica, de la abstracción cromática, del bodegonismo o naturaleza muerta coetánea, del realismo expresionista, del hiperrealismo, de muchas de las tendencias que en la actualidad –y en este mismo momento- se están dando en cualquier parte dentro de todos los lenguajes de la pintura.

Tres generaciones
Salomé del Campo

Tres generaciones que no tienen por qué equiparase a las biológicas, ni en el sentido de promociones, de maestros y discípulos (directos o indirectos), considerando que coetáneamente pueden coincidir hasta cinco distintas.

Tres generaciones
Alba Cortés

Tampoco, porque incluso en el hipotético caso que pertenecieran a Escuelas distintas (y aunque fueran de la misma) no ha sido el propósito de MIGUEL ROMERO, ni de MERCEDES MURO, ni de LIBERTO ROMERO MURO, quienes dirigen este pequeño santuario laico, el que necesariamente deba establecerse una secuencia directa entre ellos, sino además de, comprobar los trasvases entre unos y otras, si nos referimos a las generaciones y siendo “políticamente” correcta, también a las autoras, porque puede darse la situación de que autores jóvenes pintan como en los 90 por ejemplo, o algunos de los más veteranos lo hagan como se hace ahora mismo.

Mezclas, influencias, interferencias es lo que se desprende de esta colectiva, que bien sintetiza la creación de los artistas unidos no por otra cosa, que por esa voluntad de serlo, de continuar haciendo y produciendo arte, de que este forme una parte importante no sólo de sus vidas, sino de todo aquel o aquella que al igual que ellos, no quiere que esta palabra y todo lo que ella conlleva, desaparezca. No, ni es el fin del arte, ni mucho menos como ahora está en voga decir, el de los artistas, de manera que si se dice que se ha muerto el arte, lo que viene a continuación, es sólo una palabra: ¡Viva!.