Los medios y los días

Trofeo Ciudad de Sevilla, in memoriam

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27 jul 2020 / 07:36 h - Actualizado: 27 jul 2020 / 07:39 h.
"Los medios y los días"
  • Trofeo Ciudad de Sevilla, in memoriam

Sevilla, Betis y dos equipos extranjeros. Se emparejaban Sevilla con uno extranjero y Betis con el otro. Si ganaban los dos equipos sevillanos, la final era apoteósica, ambos frente a frente. Era por estas calendas veraniegas y lo recuerdo vagamente pero con mucho cariño. Si los aficionados estaban por Matalascañas, Punta Umbría, Chipiona o por otras playas cercanas o bien en sus viviendas rurales, se venían a llenar el estadio, fuera el del Betis o el del Sevilla.

Yo viví uno o dos de aquellos partidos, en el Villamarín, de noche. Nunca olvidaré aquel ambiente de béticos y sevillistas juntos. Sacaba mi entrada detrás de la portería, gol norte, en lo más barato, donde iba la gente más sencilla y humilde, pero, en el descanso, me ofrecían tortilla de patatas que traían de casa y me daban la bota donde almacenaban el vino tinto. Ni me acuerdo de los partidos, mi memoria ha guardado la luminosidad del estadio, el colorido, la gente disfrutando en paz, la camaradería.

No me queda nada de los aspectos negativos, de la degradación del trofeo, de posibles broncas, la vida es tan espesa que se necesita tener muy adentro los pocos momentos de felicidad que nos regala. La felicidad, así, en abstracto, es una quimera, nuestra felicidad la conforman pequeños momentos, todos juntos son la felicidad de cada uno.

El Trofeo Ciudad de Sevilla de fútbol fue un momento único para mí, un subidón, como se dice ahora; en pocas ediciones se colocó por encima de los grandes trofeos veraniegos, el Teresa Herrera, el Colombino, el Gamper y el Carranza. No había en España ninguno con ese ambiente y con ese público, pero, como dicen en las películas, era demasiado hermoso para ser verdad o, como afirma el dicho popular, qué poco dura la alegría en la casa del pobre.

Me da igual lo que ocurriera para que aquello terminara, sólo sé que lo que nos hace auténticamente dichosos a los humanos, hasta las pequeñas cosas como este trofeo, se van al garete pronto y lo que se contempla ahora es un zoco donde el dinero va y viene a espuertas, acompañado por un mundo violento y por unos futbolistas a los que hemos encumbrado hacia el narcisismo y la chulería. Supongo que me estoy poniendo nostálgico, que el actual debe ser el tiempo bueno y que cualquier tiempo pasado fue peor. Sin embargo, también sé que la vida de los humanos y del humano a título individual avanzan sintetizando lo bueno de ayer con lo nuevo de hoy y me parece que eso no lo estamos logrando.

No creo que haya muchas personas tan metidas en el hoy y en el mañana como yo, es mi trabajo y mi vocación como investigador universitario y como periodista, debo ser un pesimista bien informado que es lo que se llama un optimista. “Un pesimista es sólo un optimista bien informado”, dicen que dijo Mario Benedetti, aunque para mí que la frase es mucho más vieja. En ambas ideas me sitúo.

Para los que quieran recordar, he mirado en la red y veo que el trofeo empezó en 1972 hasta 1985. Luego, tras un paréntesis, se jugaron dos más en 1992 y 1994. Siete veces se lo llevó el Sevilla por cuatro el Betis. Una cada uno de estos equipos: Vasco de Gama, West Bromwich Albion, Peñarol y Oporto. Participaron también el Honvéd de Budapest, Dínamo de Moscú, Benfica, CSKA de Sofía y Boca Juniors. Mis recuerdos proceden de finales de los 70 o principios de los 80. Gracias a todos los que estuvieron allí -organizadores, entrenadores, futbolistas y público- por dejarme un trozo de dicha en mi mente.