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Desde la espadaña

Una OMS en Sevilla

Debemos ser una ciudad de altura y de profundidad infinita de horizontes y no torpe creyéndonos inmortales a las primeras de cambio.

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28 abr 2020 / 08:35 h - Actualizado: 28 abr 2020 / 08:37 h.
"Desde la espadaña"
  • Una OMS en Sevilla

Cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) emitió recomendaciones sobre el Covid-19, realmente no sabía lo que se le venía encima y a lo largo de las semanas ha empezado a barajar la idea de crear una sede propia en Sevilla. Porque hablar del Covid-19 en esta ciudad es comprobar que nos pasamos tanto por exceso como por defecto. Sevilla se muestra a la OMS como ese antiguo comercial que se presentaba en las droguerías y abría su maleta enseñando la multitud de remedios que podía ofrecer.

A pesar de ser una provincia donde rozamos los 3.000 contagiados y de un país donde se alcanzan los 207.000 contagiados y 33.000 fallecidos, seguramente la afirmación de la OMS de que beber alcohol no sirve para proteger del Covid-19, el sevillano lo tomará como todo lo contrario y cuando se abra la hostelería caerán cientos de litros de nuestra líquida rubia. También desmiente la OMS que exponerse al Sol previene del Covid-19; pues verá usted cómo las colas en la A-49 volverán a producirse como si nada a pesar de las precauciones que nos transmiten las autoridades sanitarias. Supongo que todo va en consonancia cuando el gobierno central permite la salida de los niños a la calle y las consecuencias ha sido la total irresponsabilidad de muchos sevillanos haciendo dogma de la frase “puede usted salir” dejando la triste imagen de cientos de padres e hijos por las calles como cual 6 de enero por la mañana sin las lógicas medidas de seguridad y, lo más preocupante, la incongruencia de unos adultos que ayer mismo se tomaban el confinamiento en serio y desde el domingo se han olvidado de todo. Es la Sevilla de los excesos cuando precisamente se debe navegar con mucha cautela sobre el asunto.

Me temo que, a la vista de la experiencia en estos días con la salida de menores, el sevillano empezará a correr por la acera del frente y en dirección contraria al lugar de la verdadera batalla del Covid-19, porque mientras en el confinamiento domiciliario se les cae la lágrima al ver los anuncios con la frase “esto lo ganamos todos juntos”, luego resulta que como en una pelea de gatos se enredan en cuántos y cuándo saldrán a la calle con absoluta irresponsabilidad.

De los saltos de balcón de la Costa Brava hemos pasado a conciertos, discotecas y fiestas en los balcones sevillanos teniendo a la policía en las puertas de los domicilios para que impere la cordura y el respeto. Y, sin embargo, hemos sabido transmitir una Semana Santa sobria, sevillana y acorde con el momento que estamos atravesando con más de 700 fallecidos diarios de media. El día que la OMS solicite el ADN sevillano nos veremos en un lío porque igual que certificamos la timidez por gritar cuando en este país el grifo de fallecidos llevaba un caudal de susto, también llegamos al esperpento de bailar en balcones decorados a imagen del Real de la Feria con pescaito frito en la mesa mientras el drama económico, moral y personal de miles y miles de sevillanos y españoles está muy cerca y nadie conoce la fórmula química para salir airoso del mismo.

Es cierto que un Gobierno donde una Ministra pronosticó públicamente que a partir del 26 de abril todo se volvería a abrir (horas después la rectificaron), un portavoz que habla de libertad total para niños en las calles (horas después le rectificaron) o un presidente que dice que España es el país donde más test se realizan (horas después le rectificaron) no es muy de fiar y, por eso, Sevilla no puede tirar de señorío y gallardía andaluza sin tener en cuenta este desconcierto gubernamental. En nuestras calles ya huele a libertad total, más cuando se lanzó el domingo el caramelo que junto a los paseos infantiles, ahora vendrá la salida de los mayores, las misas y el deporte al aire libre. Pues si lo visto el pasado Domingo en las calles sevillanas lo extrapolamos a estos próximos aguinaldos me espero tanta gente en las calles que lo mismo el alcalde de Sevilla (¿por dónde andará?) se volverá a replantear la celebración de la Semana Santa, la Feria de abril y las velás de barrio para este año; realmente un despropósito.

Veremos el resultado en esta fase de experimentación nacional porque hay expertos que aseguran que estas medidas de relajación del confinamiento son precipitadas sin haber realizado test masivos a la población y que en 3 semanas volveremos a tener un repunte de contagios.

Queda claro que la sintomatología del Covid-19 pasa desde tener que estar ingresado en la UCI hasta un simple resfriado o unas diarreas y, a pesar de todo, el gobierno deja salir de casa sin tener idea del nivel real de contagio de la población. Dan, por tanto, palos de ciego que pueden ser contraproducentes y peligrosos a medio plazo. Puedo entender que no saber si las calles de Sevilla escuchan nuestros lamentos por no disfrutarlas puede ser el más lacerante dolor de un enamorado, pero caer en un orgasmo de libertad a las primeras de cambio con un gobierno que predijo 10.000 contagios, y ya vamos por 224.000, puede ser fatídico en pocas semanas cayendo en una verdadera quijotada con esta astracanada de gobierno.

No nos fiemos porque el Día de los Inocentes ha llegado a Sevilla para quedarse, más cuando el Servicio de Protección Ambiental del Ayuntamiento de Sevilla emitió un informe donde permitía la apertura de bares y hostelería en general y a las pocas horas el Ayuntamiento se echó para atrás. Un informe que terminaba diciendo “..se emite salvo superior criterio y sujeto a posibles disposiciones normativas que pudieran imponerse...”. Es decir que, si algunos nos quieren tomar por imbéciles, otros por carajotes. Cosas del Ayuntamiento sevillano.