Menú
Pasa la vida

Vacunar y salvar vidas por lo civil o por lo militar

Image
Juan Luis Pavón juanluispavon1
09 ene 2021 / 08:49 h - Actualizado: 09 ene 2021 / 08:51 h.
"Pasa la vida"
  • Vacunar y salvar vidas por lo civil o por lo militar

El estado de alarma, en vigor por toda España, debería servir para confinar uno de nuestros pecados capitales: Hacernos la pascua. Es de traca cómo nos estamos dificultando la excepcional y crucial Operación Vacuna de Toda la Población al no incorporar desde el minuto 1 de la planificación al conjunto de las fuerzas militares y a la sanidad privada. La tercera ola empujará al Gobierno central y a los gobiernos autonómicos a rectificar y acabarán integrando a unos y otros, desde los próximos y muy pandémicos días de enero, en las diversas facetas de la madre de todas las urgencias. Como en cualquier catástrofe, y en situación previsible de saturación de los centros sanitarios públicos, de lo que se trata de salvar vidas. Por lo civil o por lo militar, por lo público o por lo privado.

Da grima considerar que la tozuda y dramática realidad del fuerte incremento de hospitalizaciones y muertes tras el temerario relajo navideño es el factor que forzará a nuestros gobernantes de todas las ideologías a tomar decisiones deprisa y corriendo, cuando se ven con el agua al cuello de las críticas. Cuando el momento oportuno de estudio, deliberación y acuerdos era el periodo septiembre-octubre. Hasta la saciedad se ha dicho públicamente durante el otoño por parte de prestigiosos profesionales de la salud que en invierno iban a coincidir el comienzo de la vacunación y la mayor demanda de asistencia por contagios de coronavirus. En 2021, durante más de medio año, hay que desdoblar en paralelo enormes despliegues logísticos y humanos para ambos retos. Y desde marzo es terriblemente evidente la falta de médicos y enfermeros en España, que ya era padecida por la ciudadanía y conocida en las estadísticas comparativas con todos los demás países europeos. La solución política no debía ser lo que ha sucedido: iniciar la campaña de vacunación a ritmo más lento que el virus propagándose. A ritmo de vacaciones, a ritmo de inercia administrativa, a ritmo de endogamias corporativas.

“Hay que vacunar como si fuera una operación de guerra”. Lo dicen analistas con experiencia internacional como Daniel López Acuña, que vive en España y ha trabajado para la Organización Mundial de la Salud de 1986 a 2014. “El gran error es intentar hacer una vacunación masiva utilizando solo la infraestructura y sistema existentes en la atención sanitaria cotidiana. Dejarla en manos solo de la sanidad primaria es estresar aún más un sistema que ya está estresado”. Criterio de Elvis García, doctor en Salud Pública y profesor de Epidemias para la Universidad de Harvard, que ha trabajado con Médicos sin Fronteras en campañas urgentes de vacunación en algunas de las zonas más pobres y destartaladas del planeta, como Darfur en Sudán.

La inversión extraordinaria más productiva, y más barata en términos sanitarios y económicos para salvar vidas y para reactivar cuanto antes el país, es desdoblar todo lo que se pueda el proceso de vacunación respecto del funcionamiento ordinario de hospitales y ambulatorios tanto para el coronavirus como para las demás patologías. La mayor parte de las horas de trabajo y de las manos que requiere no tienen por qué ser enfermeros u otro personal sanitario, que sí han de ser quienes manipulen las dosis y las inyecten. Por ejemplo, piensen en la cantidad de gestiones, en la coordinación y en la movilidad necesarias para vacunar sí o sí a los 2,3 millones de españoles mayores de 65 años que viven solos (o solas) en sus domicilios. Uno a uno. Una a una. Todo eso es mucho más logística que enfermería.

Para entender cómo nos estamos insensibilizando ante la tragedia, normalizando el balance de víctimas mortales y rutinizando la ruina de los sectores más perjudicados por el bloqueo de los consumos no esenciales, en seis de las diecisiete comunidades autónomas no se vacunó el 6 de Enero por ser festividad de Reyes. Aragón, Galicia, Extremadura, La Rioja, Baleares y Canarias. ¿Imaginan que durante un periodo de catástrofe por una riada, un terremoto o un vertido tóxico se parara un día la actividad del dispositivo de emergencia? Desde marzo, nuestro gran siniestro diario se llama coronavirus. En muchos de sus municipios, y de otras autonomías como Madrid y Cantabria que han comenzado la vacunación a ritmo lamentable, no será posible hacerlo este fin de semana por el temporal 'Filomena'. De cuya llegada y envergadura tambien estábamos informados para ser previsores. Por ejemplo, para haber aprovechado los días precedentes, 6 de Enero incluido, y poner todas las dosis disponibles que llegaron a España a comienzos de año. Quedan por inyectar el 62,6% de las recibidas, y el próximo lunes llegará la próxima remesa de Pfizer. Pregunten en los cementerios, en las UCI y en los bancos de alimentos si nos estamos dando prisa en aplicar la solución a todos los males.