La Tostá

Votar o no votar

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
15 ene 2023 / 09:45 h - Actualizado: 15 ene 2023 / 09:45 h.
"La Tostá"
  • La nueva presidenta nacional de Ciudadanos, Patricia Guasp (4d), en foto de familia de la VI Asamblea General de Ciudadanos (Cs). Jesús Hellín / Europa Press
    La nueva presidenta nacional de Ciudadanos, Patricia Guasp (4d), en foto de familia de la VI Asamblea General de Ciudadanos (Cs). Jesús Hellín / Europa Press

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Votar es un derecho, pero no hacerlo es una decisión tan respetable como ir a meter una papeleta en una urna. Tengo por norma no votar a ningún partido o líder político que me hayan mentido aunque solo sea una vez. No podría votar al Partido Socialista, por ejemplo, ni a nadie de esta histórica formación. Ni torturándome votaría a un sujeto como Pedro Sánchez. No dormiría por las noches, como aseguró el aún líder socialista cuando dijo que jamás gobernaría con Unidas Podemos. ¡Cómo voy a votar a alguien que me miente, que me ha traicionado y que me ha empobrecido? Imposible. Hay millones de españoles que lo han hecho y que, al parecer, lo van a volver a hacer. Cada uno es libre de hacer lo que le dé la gana. Jamás he votado a la derecha y no lo voy a hacer, al menos a la actual. Ya veremos dentro de unos años. Y si un día decidiera votarla lo dirá a los cuatro vientos, lo mismo que siempre he dicho que he sido votante del PCE. No militante, porque no quiero amos. No me gusta que me digan lo que tengo que hacer. Tampoco votaría nunca a la extrema derecha ni a la extrema izquierda, porque no me gustan los gobernantes tiranos. Actualmente sólo votaría a un partido como Ciudadanos, de centro, liberal, aunque se haya autodestruido, porque no se pueden dar bandazos, contentar a todos o venderse al mejor postor. Sin embargo no es un partido podrido por la corrupción, y eso me gusta. Ante este triste panorama, ¿a qué partido voy a votar? Ahora mismo a ninguno. Podría votar en blanco, pero no recuerdo haberlo hecho nunca: solo he ido a votar cuando sabía a quién le daría mi confianza. Como ahora no confío en ninguno, no creo que vaya a votar en las elecciones generales. Lo haré en las municipales, porque ahí no miro las siglas sino a la persona. Los alcaldes de los pueblos me suelen caer bien y como vivo en un pueblo, La Puebla del Río, desde hoy mismo me pongo manos a la obra y estudiaré a los candidatos, a todos, para ver qué me ofrecen como vecino de este maravilloso pueblo teniendo en cuenta que vivo en el campo, pero que pago la contribución, la luz y el agua. Es decir, los mismos impuestos que pagan los habitantes del pueblo, aunque yo no tenga los mismos servicios: tengo el colector de la basura a un kilómetro de casa, no me trae las cartas el cartero –me cuesta 82 euros al año tener un apartado de Correos y tengo que hacer doce kilómetros cada vez que voy–, no veo nunca a la policía local en la urbanización y, para no hacer esto interminable, en caso de un fuego los bomberos tardarían en venir tres veces más tiempo que en el pueblo, con lo que mi vida está más en riesgo. Así que para ir a votar exijo honestidad a los candidatos, en primer lugar, y luego tres cosas para mí fundamentales: amor por el pueblo, que no me tomen por tonto y que estén ahí cuando los necesite.