Vox no aplaude a Anguita

Image
22 may 2020 / 05:00 h - Actualizado: 22 may 2020 / 05:00 h.
"Los medios y los días","Julio Anguita"
  • Vox no aplaude a Anguita

Algunos medios poco menos que se escandalizan porque todos los partidos del Parlamento de Andalucía hayan aplaudido en memoria de Julio Anguita menos Vox. Estamos muy sometidos al sentimentalismo, mi primera reacción fue de rechazo porque lo que primero funciona es esa parte del cerebro más primitiva; luego ya lo piensas despacio y prefieres a estos que vienen de frente, antes que a otros que las matan callando. Ahora ya estoy más seguro todavía de dónde está mi principal enemigo explícito porque a los implícitos palmeros ya los conocía. No es paranoia, es que ir por libre, ser, como dicen algunos, un verso suelto, tal es mi caso, por ahora, obliga a estar atento, simplemente eso.

Anguita lanzó la teoría más rigurosa que le he oído a un político en los dos o tres últimos decenios, la de las dos orillas: en la derecha estaban el PP y el PSOE y en la izquierda IU-PCE. Así de simple y así de complejo porque en la orilla derecha hay varias derechas y en la izquierda varias izquierdas y aun así el tema no es tan complicado: mire usted, ¿desea el capitalismo, aunque sea reformado? ¿Sí?, a la orilla derecha; ¿no lo desea?, a la izquierda. Mucho más tarde, el 15-M recogía aquella idea cuando sus protagonistas gritaban: “PSOE y PP, la misma mierda es”. En efecto, la mundialización y sus efectos perversos es asunto de las derechas que aceptan el mercado y colaboran con él y sus desmanes cuando se vuelve tan salvaje que hasta la Iglesia lo rechaza, en especial el actual papa que no le cae bien a Vox.

A mí me inquietan más las palmas del PP, del PSOE o de Ciudadanos –incluso algunas de Podemos, empezando por Iglesias y Teresa Rodríguez- que la abstención de Vox. Para Vox, Anguita –como él mismo afirmaba y reafirmaba- era un comunista, eso significa que para ese partido era un asesino, un ateo, un enemigo de España, un vencido en la guerra civil de 1936-1939 porque a ellos –a los de Vox- no les cae nada mal Franco –y están en su derecho- y entre sus simpatizantes hay nazis, pero les da vergüenza afirmar en estos tiempos todo lo que son, ahí no les llega su valentía, en ese sentido son la mucha-derechita cobarde porque temen perder votos y parecer ya conservadores en extremo. Obsérvese que, para no enfadarlos, no he utilizado el prefijo ultra.

No han sido cobardes a la hora de no aplaudir en pro del trabajo político de Anguita, pero es que ellos no se cargaron a Anguita, a Anguita se lo cargaron los progresistas con el apoyo mediático correspondiente y la ayuda decisiva de su corazón infartado más la habitual inquina de las derechas vetustas. Además, si Anguita era comunista y Vox no le hace muchos ascos al nazismo, ¿quién se cargó al nazismo? ¿Los aliados tras desembarcar en Normandía? Ese es el rollo del vencedor que cuenta la Historia como le interesa y la izquierda, pobre de ella, acepta el discurso. No, a los nazis se los cargó la Unión Soviética de Stalin, Hitler salió gravemente noqueado de la URSS y los aliados sólo le dieron el empujoncito final para que se cayera muerto del todo. La estocada se la dio el Ejército Rojo y la puntilla el Ejército Rojo y los aliados. La URSS se dejó unos 27 millones de muertos antes de vencer a Hitler, de los que nadie se acuerda porque eran asesinos comunistas y si te acuerdas de ellos le echas flores a Stalin.

Porque, a pesar de todo, se trataba de Stalin, un señor que no dudó en aplicar las purgas masivas que ya todos conocemos y Stalin decía que era comunista. Anguita también lo decía y aunque hay comunistas y comunistas –como hay fascistas y fascistas, liberales y liberales, católicos y católicos- para Vox el “Califa Rojo” era un asesino y encima moro, califa rojo, ¿se puede ser algo peor que moro y además comunista? Se entiende pues la coherencia en la ausencia palmeril de Vox.

No hay que engañarse, la política es el cauce que nos hemos dado para no matarnos, pero la bilis acumulada durante siglos sigue ahí, por no hablar de la que se acumula de día en día y que provoca este clima de insultos aberrantes que padecemos. Anguita tenía pistola, creo recordar que dijo una vez que sólo la mostró en una ocasión para asustar, en la zona del barrio de La Alameda, en Sevilla. Y si la tenía era porque le habían dado permiso porque -ya sin Vox- recibía amenazas de todo tipo. Santiago Abascal también tiene pistola. Por fortuna, ambos las mantenían a buen recaudo, pero las tenían o las tuvieron, eso da igual ahora. Los palmeros no las tienen, pero no por eso son menos peligrosos, al revés. A Anguita lo habían dejado muy solo, sus análisis de la realidad eran rigurosos, coherentes y educados, poseía carisma sin levantar mucho la voz. Era mediático, pero, como él decía, "Queredme menos pero votadme más". ¿Puede alguien decirme quién ha recogido de verdad su antorcha? Supongo que habrá que aplaudirle menos y comprenderle más. Y Vox no tiene por qué hacerlo, ya sabemos de qué va y se le agradece su transparencia.