Algo se mueve

Image
19 feb 2018 / 21:57 h - Actualizado: 19 feb 2018 / 21:57 h.
  • Algo se mueve

La jornada que se vivió ayer en el Tribunal Supremo fue especialmente relevante. Muchas de las cosas que el juez Pablo Llarena ha escuchado decir a Marta Rovira ya se sabían. Las mentiras son las de siempre y las verdades son las que son y nadie puede cambiarlas. La número dos de ERC ha comparecido como imputada dado que la Guardia Civil la señala en sus informes como parte del comité estratégico del procès.

Rovira dijo que la declaración unilateral de independencia de Cataluña era una cosa cosmética, que asistió a reuniones en las que se trataba sobre el futuro independentista de Cataluña y en las que se iban fijando criterios con los que llevar a cabo el referéndum del 1 de octubre, que firmaba o asistía en nombre de su partido; y añadía a esa lista de cosas que suelen decir todos los implicados judicialmente en este asunto que pasan por el Tribunal Supremo y tratan de evitar su ingreso en prisión. Rovira ha quedado en libertad bajo fianza de 60.000 euros ya que el juez ve «riesgo de reiteración delictiva» tras escuchar a la número dos de ERC. Pero algo ha cambiado todo y para siempre porque Marta Rovira ha señalado a otros. Hasta ahora entre mentiras, eufemismos y negaciones de la evidencia, los acusados iban solventando su papeleta personal. Pero Rovira, para evitar sus propias culpas, ha señalado: Puigdemont quiso seguir adelante con el referéndum después de que ella propusiese suspender las votaciones debido a la violencia que se estaba produciendo en las calles. Ni Puigdemont, ni los miembros de la CUP, ni los de Junts pel Sí, quisieron dar marcha atrás. Rovira, con estas declaraciones, volvía a recurrir a la violencia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para acusar al Gobierno de opresor, aunque incluía el dedo acusador señalando a Puigdemont.

La opción de un paso a un lado de Puigdemont comienza a ser una realidad próxima. Algunos miembros de ERC ya lo piden sin ocultar sus intenciones tratando de escapar de nuevos procesos judiciales. Y este es el gran cambio que sufrió ayer la situación respecto a la evolución de todo este asunto, que ya comienza a fatigar a las partes y sigue provocando inseguridad en todos los ámbitos de Cataluña.

La jornada que se vivió ayer en el Tribunal Supremo fue especialmente relevante. Muchas de las cosas que el juez Pablo Llarena ha escuchado decir a Marta Rovira ya se sabían. Las mentiras son las de siempre y las verdades son las que son y nadie puede cambiarlas. La número dos de ERC ha comparecido como imputada dado que la Guardia Civil la señala en sus informes como parte del comité estratégico del procès.

Rovira dijo que la declaración unilateral de independencia de Cataluña era una cosa cosmética, que asistió a reuniones en las que se trataba sobre el futuro independentista de Cataluña y en las que se iban fijando criterios con los que llevar a cabo el referéndum del 1 de octubre, que firmaba o asistía en nombre de su partido; y añadía a esa lista de cosas que suelen decir todos los implicados judicialmente en este asunto que pasan por el Tribunal Supremo y tratan de evitar su ingreso en prisión. Rovira ha quedado en libertad bajo fianza de 60.000 euros ya que el juez ve «riesgo de reiteración delictiva» tras escuchar a la número dos de ERC. Pero algo ha cambiado todo y para siempre porque Marta Rovira ha señalado a otros. Hasta ahora entre mentiras, eufemismos y negaciones de la evidencia, los acusados iban solventando su papeleta personal. Pero Rovira, para evitar sus propias culpas, ha señalado: Puigdemont quiso seguir adelante con el referéndum después de que ella propusiese suspender las votaciones debido a la violencia que se estaba produciendo en las calles. Ni Puigdemont, ni los miembros de la CUP, ni los de Junts pel Sí, quisieron dar marcha atrás. Rovira, con estas declaraciones, volvía a recurrir a la violencia de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para acusar al Gobierno de opresor, aunque incluía el dedo acusador señalando a Puigdemont.

La opción de un paso a un lado de Puigdemont comienza a ser una realidad próxima. Algunos miembros de ERC ya lo piden sin ocultar sus intenciones tratando de escapar de nuevos procesos judiciales. Y este es el gran cambio que sufrió ayer la situación respecto a la evolución de todo este asunto, que ya comienza a fatigar a las partes y sigue provocando inseguridad en todos los ámbitos de Cataluña.