Esgrimiendo la excusa de la aplicación, por parte del Gobierno de España, del artículo 155 de la Constitución, los nacionalistas vascos siguen sin prestar la ayuda necesaria para que se aprueben los presupuestos generales del Estado. El Gobierno, que aprobó la Ley del Concierto y el Cupo que beneficia notablemente a la economía de vascos y navarros, sigue sin recibir un apoyo que, finalmente, afecta a todos los españoles. Es difícil entender cómo es posible que el Gobierno no tenga asegurados los apoyos antes de hacer realidad la parte de los acuerdos que son cosa suya.
La aprobación de los presupuestos generales del Estado afecta al conjunto de los españoles. Esas mejoras económicas, anunciadas tantas veces, no podrán disfrutarse por parte de los españoles. La bajada de los impuestos que anunciaba el Gobierno y que afectaría a las rentas medias y bajas no se hará efectiva hasta que el Gobierno no sea capaz de sacar adelante esos presupuestos generales. Del mismo modo, el IVA cultural seguirá al mismo nivel que hasta ahora y, por tanto, perjudicando a un tejido básico para cualquier sociedad que quiera progresar y tener un futuro. Tampoco podrán realizarse las devoluciones de hasta 1.200 euros a las personas con discapacitados a su cargo o las exenciones a los sueldos inferiores a 14.000 euros.
Los líderes de los partidos políticos deberían plantearse seriamente la posibilidad de mantener el sentido de Estado por encima de los intereses particulares de sus formaciones. Incluidos los vascos.
Cataluña es el gran problema político que tiene el Gobierno de España entre las manos. Pero hacer política de altura exige que la realidad se contemple en toda su dimensión. Y los problemas de España van mucho más allá del problema catalán.