Todos a ver ‘Adriana’

El Teatro de la Maestranza clausura su temporada lírica con la ópera de Cilea dirigida por Halffter. Ainhoa Arteta está al frente de las cinco funciones de una obra que ficciona una biografía real

16 may 2018 / 22:01 h - Actualizado: 16 may 2018 / 22:01 h.
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  • El elenco artístico de ‘Adriana Lecouvreur’ presentando las funciones en el Teatro de la Maestranza. / Jesús Barrera
    El elenco artístico de ‘Adriana Lecouvreur’ presentando las funciones en el Teatro de la Maestranza. / Jesús Barrera
  • Una escena del montaje de Lorenzo Mariani. / El Correo
    Una escena del montaje de Lorenzo Mariani. / El Correo
  • La ópera incluye varios momentos coreográficos. / El Correo
    La ópera incluye varios momentos coreográficos. / El Correo

{El llamamiento es claro, el Teatro de la Maestranza quiere que todo su público descubra Adriana Lecouvreur, la ópera de Francesco Cilea, estrenada en 1902, que se presenta por vez primera en Sevilla con cinco funciones –del 21 de mayo al 2 de junio– en producción del Teatro San Carlo de Nápoles.

«Es una ópera muy atractiva basada en hechos reales, con un libreto muy complejo y una historia de corte apasionante», en definición del director musical y artístico del Maestranza, Pedro Halffter. Intrigas políticas y sentimentales que al maestro madrileño le recuerdan a la película Las amistades peligrosas, de Stephen Frears, «un estupendo prólogo para disfrutar en casa antes de venir a la función», expresó. La ópera se basa –muy libremente– en la agitada vida de la actriz francesa Adrienne Lecouvreur (1692–1730), a la que da vida la soprano Ainhoa Arteta, que vuelve a Sevilla tras participar en La Bohème, Manon Lescaut y La Traviata. «De todos los personajes que he protagonizado este es el que mejor me define emocionalmente», ha dicho, ya que se ve «reflejada en muchísimas frases y situaciones».

La cantante vuelve al papel tras debutarlo en 2014 en Bilbao. «Ahora mi voz está más consolidada, tengo menos dudas técnicas y por eso afronto el personaje con una amplitud mucho mayor», ha reconocido al respecto del papel que escribió Cilea, quien despliega una música de enorme impronta pucciniana. Tiene una de las arias más bellas que una soprano puede cantar, dijo en referencia a Io son l’umile ancella del Genio creator. A Arteta le da la réplica el tenor Teodor Ilincai (Maurizio), quien no dudó en calificar la ópera de «obra maestra». «No es una ópera muy popular pero es una joya de principio a fin que no se olvida cuando se escucha», aseguró.

«Es una historia de mujeres, de dos mujeres, Adriana y la princesa de Bouillon, fuertes, valientes que intentan ejercer su poder desde la posición en la que se encuentran y terminan perdiendo la vida», explicó después Halffter.

El Teatro San Carlo di Napoli, especializado en transitar el repertorio propio, se ha encargado de una producción que cuenta con una única escenografía para toda la ópera, con módulos que permiten rápidos cambios de escena. «No es un obra sencilla de montar, requiere en algunos momentos hasta 150 personas en escenas y cuenta con la presencia del coro y un ballet», anotó el director musical. Además de los cantantes ya citados participan en el cast la mezzosoprano Ksenia Dudnikova, que se estrena España, y el barítono Luis Cansino.

Melodrama de amor desplegado sobre intrigas políticas y sentimentales con un final trágico, Adriana Lecouvreur exhibe un verismo refinado, galante, adornado con versos de Racine. Adriana es la única de las cinco óperas de Cilea que se mantiene en el repertorio conservando el favor del público, que se entrega al drama de amor, pasión, política y muerte desarrollado en torno a la figura de Adriana Lecouvreur, diva de la Comedia Francesa admirada por Voltaire, que murió en extrañas circunstancias en 1730, al parecer envenenada –a través de un ramo de violetas– por otra actriz que anhelaba al mismo hombre que ella, Maurizio, pretendiente al trono de Polonia. La obra ficciona el episodio enfrentando a Adriana con la princesa de Bouillon.

Con un libreto dividido en cuatro actos de Arturo Colluati basado en el drama de Scribe y Legouvé, se estrenó en Milán el 6 de noviembre de 1902. «El ritmo dramático es prácticamente cinematográfico por la acertada combinación de teatro y música», explicó una vez el director de orquesta Maurizio Benini, para quien la partitura, a la manera de un «verismo afrancesado», parece ligada a Ravel, Gounod y Massenet.

Para las funciones del Teatro de la Maestranza quedan todavía entradas libres para cada una de las representaciones a precios que oscilan entre los 46 y los 116 euros.