El Pedroso y Cazalla de la Sierra celebran sus romerías

La Virgen del Espino, en El Pedroso, regresó a su Parroquia el sábado, mientras que la Virgen del Monte, de Cazalla, lo hico el domingo.

15 ago 2022 / 10:07 h - Actualizado: 15 ago 2022 / 10:11 h.
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Hay pasiones de pasiones. De aquellas que el corazón consiente, y que la razón, apenas haga el esfuerzo, llega a entender. Pasiones que ni el inmisericorde agosto es capaz de borrar. Pasiones que superan mil y una pruebas de fuego, o incluso de agua.

Tres años hacía que El Pedroso no celebraba su tradicional Romería. Aún resuenan los ecos de la Feria en el Paseo del Espino cuando otra festividad se apoderó del ambiente pedroseño. Si hace una semana era el bullicio festivo más propio del pueblo el que copaba todas las miradas, en esta ocasión era el sentir religioso y el fervor más puro y verdadero el que acaparaba las miradas. Tres años sin despertar en esa mañana mágica de agosto, cuando el romero acude a ella. Tres años sin desplazar el simpecado hasta la puerta de su ermita. Tres años sin Romería, pero pensando en ella.

El Pedroso y Cazalla de la Sierra celebran sus romerías

Lluvia de fe

Tres años después, el cielo quiso poner su nota de humor ácido en una jornada que demandaba brillantez. Durante la madrugada los truenos y la lluvia habían dejado una sensación extraña en el ambiente. Una pena que no sería tal, porque la fe todo lo puede. Y por eso, despuntando el alba El Pedroso se echó a la calle para desplazarse hasta la Ermita. Partía desde la Parroquia de Ntra. Sra. de la Consolación el Rosario de la Aurora. Un canto de devoción en un día tan grande que ni el agua, tan bienvenida siempre, pudo disonar. Un camino breve en el tiempo pero eterno en la memoria que tuvo a su llegada a la Ermita de Ntra. Sra. del Espino el comienzo de la misa de romeros.

Presidida por el Párroco Francisco José Gordón Pérez, que muy pronto será trasladado a Cazalla de la Sierra, la misa contó con su punto emocional reflejado en la pupila del niño y en la senectud de la sapiencia. Generaciones de devotos, de fieles feligreses y de todo aquel que se encomienda a su manto, la Virgen del Espino en su altar se empapaba del ambiente de agosto, del momento del regreso, de tres años que siendo duros, quedarán en nada, porque la fe todo lo puede.

El Pedroso y Cazalla de la Sierra celebran sus romerías

Participación sin precedentes

Había ganas, como cada año, de volver a la Parroquia con la Patrona, pero también, después de tres años, había ganas de festejar. De ahí que se viviera un ambiente tan especial como concurrido. Las inmediaciones de la ermita se vieron colmadas de romeros que decidieron permanecer en esta bendita romería en reuniones de amigos y conocidos. A veces el paraguas hizo acto de presencia, pero nada quebró la fe del romero. La música la puso el grupo A mi aire, aunque por las circunstancias climatológicas impidieron que su actuación se llevara a cabo en su totalidad. La Hermandad del Stmo. Cristo de la Misericordia y Ntra. Sra. de los Dolores abrió su barra, con bebidas y comidas para festejar este día y tal fue su éxito y la concurrencia de personas en esta romería que antes de lo esperado se quedaron sin existencias. Y es que no hay mal que por bien no venga.

Ese éxito de asistencia al regreso de esta romería tan especial iba a desembocar, como era de esperar, en una salida de la virgen más que especial. A eso de las ocho la imagen bendita de la Patrona de El Pedroso bajaba de su altar y era subida a la carroza de traslado. A continuación, se sacaba a la puerta donde dos bueyes eran colocados para que tiraran de ella. Y acompañados por la flauta y tamboril, tras el repique de campanas de las nueve de la noche, la comitiva inició el camino de regreso a la parroquia, cruzando la puerta de la cruz del humilladero mientras la tarde iniciaba su ocaso, y encabezando, a continuación, un cortejo al que se sumaban las carretas participantes en esta romería y en el concurso que a este respecto convocó la hermandad.

Tras el recorrido habitual por las calles pedroseñas la imagen llegó a la Plaza de la Consolación, donde se le realizó la tradicional ofrenda floral que daba la bienvenida un año más de Ntra. Sra. del Espino a la que será su casa en los próximos meses. La Novena en su honor y la procesión del 8 de septiembre pondrán el colofón a una bonita historia que nunca debió interrumpirse, pero que una vez regresó, ya nunca se borrará de la memoria.

El Pedroso y Cazalla de la Sierra celebran sus romerías

Devoción cazallera

Y si la magnificencia de la noche del sábado daba cobijo a tan insigne imagen en El Pedroso, ese mismo halo devocional abría un domingo espléndido en la localidad vecina de Cazalla de la Sierra. También aquí había ganas de festejar, ganas de ponerse en el camino hacia la Ermita y ver el discurrir de las agujas del reloj hasta que llegara la hora de su regreso al pueblo. Había ganas de Romería, también, en el entorno de Ntra. Sra. del Monte, la Patrona cazallera.

Y esas ganas se demostraron bien pronto. De ello se encargó el conjunto de tamborileros El Cele, procedentes de la Hermandad del Rocío de Triana, quienes llevaron a cabo una diana por las calles del pueblo desde las siete de la mañana. Con el relente de la mañana el Paseo del Moro se iba llenando de carretas y carros que se iban organizando para llevar a cabo este bendito camino. Una hora después, y cuando estos últimos ya partían, estaban citados para la misma acción los charres, enganches, coches de caballos y los propios caballistas que se ponían en el camino a las once de la mañana. Un camino sosegado y bendecido por un día que no tuvo nada que ver con el anterior en lo climatológico y que permitió, a la postre, una romería de lo más apetecible.

Ya en el santuario, a eso de las 13h se desarrolló la tradicional Misa de Romeros que ofició D. Juan Antonio Román Écija, actual párroco de Ntra. Sra. de la Consolación y director espiritual de esta hermandad.

Un camino muy especial

Hubo tiempo después para las tradicionales comidas en torno a la Ermita en un entorno idílico cargado de naturaleza y fe. Un tiempo que se acabaría a las cuatro y media de la tarde cuando se procedía al rezo del Santo Rosario y a un hecho tan místico y destacado como es el de la bajada de la Virgen a la carreta que la trasportaría hasta la Iglesia. Se emprendía entonces camino de vuelta, durante el cual la imagen sagrada y madre bendita de todos los cazalleros y cazalleras se vio envuelta en un mar de vítores y salves, acompañada del Coro de Romeros de la Virgen del Monte, y con las paradas obligatorias como la de la Cruz del Chorro.

Después de más de tres horas de camino la comitiva de fieles asomaba por El Moro y se dejaba embaucar por la noche, no sin antes hacer acto de aparición por El Judio. Todo para regocijo de un pueblo que la ha esperado paciente durante tres largos años que ahora por fin termina. Todo porque con ella llega de nuevo una alegría que creíamos perdida. Con su llegada comienza una semana grande en Cazalla que tendrá como colofón esta semana su tradicional Feria.