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Hostelería

Una abuela de verdad convertida en marca

La célebre Taberna La Liebre, de Los Palacios y Vilafranca, lanza a toda España la marca de comida casera para llevar ‘La Abuela Patri’

Álvaro Romero @aromerobernal1 /
12 mar 2021 / 21:04 h - Actualizado: 12 mar 2021 / 21:12 h.
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La abuela Patri es una marca de comida para llevar, pero, al contrario de otros inventos mercantilistas que solo tienen detrás un logo y mucha publicidad, la de Los Palacios y Villafranca es una mujer de verdad. De hecho, tiene también apellidos: Patricia Ponce Moreno. Y es verdad que es abuela, de varios nietos. Y madre, de tres hijos. Y, sobre todo, incansable trabajadora desde que llegó de niña desde un pueblo remoto de esa sierra gaditana que empieza a oler a Málaga: Alcalá del Valle... Patri se encontró entonces -corrían los años 80- con el tabanco de su suegro, José Caballero, y una clientela masculina que, algunos años después, estaría llamada a ser la primera en dar un salto por la igualdad integrando a féminas. Que en La Liebre entraran también mujeres, al contrario de lo que parecía algo impensable en otras tabernas, constituyó un antes y un después no solo para aquel negocio que fue agrandándose de taberna a bar y de bar a restaurante, sino para todo el pueblo. Y, por encima de todo, ahora que han pasado 33 años de toda aquella historia fundacional, es verdad que esta nueva comida para llevar es comida casera de verdad. Hecha con los ingredientes de ese kilómetro cero del que se enorgullece la hostelería palaciega que con una mano coge del campo y con la otra echa en la olla y con el amor que solo alguien criada en los fogones de su propia abuela puede conferir a lo que elabora.

El caso es que Taberna La Liebre, que ya tiene servicio Take away en este municipio del Bajo Guadalquivir, concibió en plena pandemia la loca idea de repartir lo que hace la abuela Patri a toda España. Y ya la lleva a cabo. Desde el próximo lunes. “Hoy contamos con empresas de transportes que posibilitan llevar nuestros productos en 24 o 48 horas como máximo a cualquier rincón de España”, dijo hoy Adrián Caballero Ponce, el menor de sus hijos, en la presentación de los productos de esta nueva marca a la que también asistió el alcalde palaciego, Juan Manuel Valle (IU), consciente de que el éxito de La Abuela Patri va a ser también el éxito de ese proyecto ya tan consolidado aquí que se llama Los Palacios y Villafranca. Destino gastronómico. La pandemia le cambió el eslogan por Destino inteligente, y ese cambio de paradigma constituye desde La Liebre otra prueba de verdad: La Liebre ha cambiado, homenajeando a la matriarca del negocio, porque es verdad que las circunstancias han cambiado. “Y hay que renovarse o morir”, sentenció José Antonio, el mayor de los hijos de Patri.

Una abuela de verdad convertida en marca


La propia abuela Patri, la de verdad –no la del logo-, dio las gracias hoy, visiblemente emocionada, también por la responsabilidad de que sus guisos no van a salir de ninguna industria, sino de sus propias manos. “Y debe salir todo igual de rico que aquí”, dijo. De momento, a un clic de su web, www.abuelapatri.com, cualquier cliente puede pedir uno de sus famosos arroces cortijeros, con el fondo de arroz y hasta una saquita con los granos, más las instrucciones. Todo, para que el comensal lo reciba en casa al día siguiente y tarde menos de 15 minutos en servirse el plato. El signo de los tiempos. Los otros productos son el puchero, la carrillá en salsa, el potaje de garbanzos, la salsa brava o el secreto ibérico yakiniku. Cuando la pandemia lo permita, La Abuela Patri hará una presentación tan globalizada como sus fogones, pero hoy puede contarlo ya El Correo de Andalucía.

La Liebre, capitaneada desde sus cocinas por Patricia Ponce Moreno desde los últimos años del pasado siglo, ha ido incorporando a su carta basada en la Huerta de ese pueblo donde al tomate lo bautizaron como “bombón colorao”, muchas innovaciones de los chefs internacionales, pero sin perder nunca la esencia del sabor primario: el que le da su condición de kilómetro cero, equidistante de las arenas más productivas de Sevilla, de esas marismas que producen el mejor arroz que se proyecta al mundo, de ese Guadalquivir que sabe a Historia y de esos dos mares que bañan por igual la Bética que el mismísimo Hércules colocó en el centro de todos los sabores.

Con esa premisa filosófica del kilómetro cero en sus ollas y peroles, La Abuela Patri es ahora una marca con aroma a pueblo que se ha marcado el reto de llevarlo adonde precise el exigente comensal, los nostálgicos amantes de la buena mesa que hoy, a pesar de las prisas del mundo moderno, conservan gusto, paladar y memoria.